Artistas callejeros también rindieron homenaje en Londres a las víctimas de los atentados de París, con grandes pintadas, como un gigante «Je suis Charlie» que cubre una pared del barrio de Shoreditch, punto de referencia del «street art».
Este barrio del este de Londres con casas bajas, viejos depósitos, galerías de arte y tiendas de discos, contrasta con las torres de vidrio y metal de la City vecina.
En una pared de Sclater Street, en una parte de la calle que ya contiene numerosas pintadas, apareció un «Je suis Charlie» («Yo soy Charlie») de unos diez metros de largo en letras mayúsculas plateadas, horas después del atentado del 7 de enero contra el semanario francés, en el que murieron 12 personas.
Al lado de este grafiti con el eslogan nacido tras el atentado, hay un dibujo de una mano que escribe en un corazón «Freedom of Speech» («Libertad de expresión»).
Cerca de allí, en Fashion Street, aparece un gran retrato en blanco y negro de Stephane Charbonnier, llamado «Charb», el director del semanario y una de las víctimas del atentado.
«Stephane Charbonnier (…) representaba la libertad de expresión y por eso lo mataron», dice a la AFP «Furia ACK», el autor de este retrato realizado en seis horas con tres litros de pintura, quien ya había pintado del mismo modo a Naji al Ali, un conocido caricaturista palestino ultimado en Londres en 1987.
No obstante, la inscripción «Je suis Charlie» fue tapada con pintura amarilla y el retrato de Charb también fue parcialmente recubierto. «Parece un acto deliberado», dice irritado Furia ACK.
«Me dijeron que cuatro individuos encapuchados lo hicieron de prisa y corriendo. Dada la ausencia de técnica, cabe pensar que se trata de aficionados y no de artistas a la conquista de paredes para dibujar», una práctica muy común en un lugar en el que las pintadas suelen realizarse sobre otras.
«Lápices más fuertes que balas»
Recorriendo las calles de Shoreditch, se encuentran otros homenajes más discretos, como un pequeño «Je suis Charlie» pintado en negro. También se leen en carteles metálicos, bajo un puente, las inscripciones «I am Charlie» en inglés e «Ich bin Charlie» en alemán.
Ver pintadas de este tipo en Shoreditch «no es nada sorprendente», explica Lily, guía de arte callejero.
«El ‘street art’ es un reflejo de la sociedad y los artistas siempre reaccionaron ante la actualidad», agrega. «La función del arte callejero también es cuestionar», afirma.
Refiriéndose a un conocido representante de arte urbano, agrega que «Banksy, por ejemplo, logra muy bien impulsar a la gente a reaccionar».
Así, las pintadas suelen criticar a la sociedad de consumo o al poder político.
En 2013, tras la muerte de Margaret Thatcher, primera ministra de 1979 a 1990, muy criticada por su política de austeridad, apareció una pintada diciendo «¡Quémate en el infierno Maggie!».
«Dibujo mujeres bonitas, pero también cosas políticas, sobre Ucrania o Palestina», explica Charles Uzzel Edwards, alias «Pure Evil», autor de una pintada que dice «los lápices son más fuertes que las balas» junto a la leyenda «#JesuisCharlie».