Con sus recientes declaraciones, la Cancillería de Guyana inglesa, impulsa un golpe de alarma a la Cancillería venezolana, que por menos de eso, debe responder a la maliciosa proposición que formula. Nada menos, según todas las garantías que aspira, solicita para su país, que la Corte Internacional de Justicia tramite el caso del diferendo con Guyana Esequiba, luego de justificarlo diciendo que el Gobierno nacional “No ha puesto la atención necesaria a la reclamación”.
Esto dice la doctora Caronyl Rodríguez Birquett, en muy reciente fecha. Ahora cuando la proposición de la Cancillería guyanesa está en etapa de estudio, Venezuela debe proceder de inmediato, porque el diferendo ha carecido de respaldo político y de gobierno. No es la primera vez que nos referimos a este asunto.
Si bien se busca el arreglo judicial, que actúa entre los mecanismos de solución pacífica previstos por el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas: pero, además de esto, existen otras opciones que deben antes agotarse, como primero: negociación, conciliación, mediación.
El Convenio firmado por Georgetown y Caracas en 1966 establece además, que el mecanismo por ambos países, si no hay acuerdo, le corresponde hacerlo al Secretario General de las Naciones Unidas.
Se sabe que el actual régimen militar y Castro-comunista empotrado en el poder, por ausencia de una política internacional definida y al servicio de los impostergables derechos del país, no se ha dedicado con el interés ni acuciosidad debidos a la solución inmediata ni eficaz del Diferendo del Esequibo (Guyana Británica).
Con pie en irrefutable información histórica, damos una compendiosa información a nuestros numerosos lectores para que comprendan la gravedad del asunto, que compromete nuestra integridad territorial, al propio tiempo que resquebraja nuestro patrimonio físico y nos impide salida al Atlántico y zonas fundamentales frente al Golfo de Paria y la desembocadura del Orinoco, tradicionales zonas venezolanas.
Se comenta con insistencia, que la marcada indiferencia del Jefe de Estado en este asunto de Límites, obedece a interesada influencia imperialista en la tramitación, por el diferendo del Esequibo. Nada más incierto cuando la evidencia confirma, que fueron los propulsores brillantes héroes de la Independencia Miguel Piar, cuando fue gobernador de Guayana y las primeras diligencias estuvieron a cargo del óptimo diplomático, doctor Pedro Gual, siendo canciller de Colombia y egregio presidente del Congreso Anfictiónico de Panamá. Razones suficientes para desechar cualquier temor al respecto capaz de despejar cualquier infundio que se presentarse.
La generación de la Independencia tuvo plena conciencia de las aspiraciones de la pérfida Albión, para efectuar un despojo territorial en el Esequibo, limites reconocidos por Inglaterra, desde la época de la dominación española. Con fecha 18 de febrero de 1817, el general Manuel Piar, héroe de San Félix, gobernador civil y militar de Guyana, trató con el Gobernador de Demerara, con el diferendo en el Esequibo. El ajusticiado general miró claro la problemática y fue el primero en protestar por este despojo territorial realizado por el Imperio Británico.
Toca al Gobierno dedicar mayor atención al diferendo, obtener un tratado de navegación y paz y salida al Océano Atlántico, que falta nos hace, justificarlas gestiones realizadas.