Juan Murillo, después de recibir un “golpe de riñón” del merideño José Rujano en la jornada que concluyó en la ciudad de La Grita, un día después, al ser segundo en Concafé, le devolvió la moneda y en calco de la situación anterior, ahora es el portador de la casaca amarilla que identifica al líder de la 50 edición de la Vuelta al Táchira, cuando la misma enfila hacia las tres últimas porciones.
Murillo, escoltó a otro lotero, Jhon Nava (Kino Táchira) quien remató con un tiempo oficial de dos horas, 38 minutos y 46 segundos los 99 kilómetros entre las ciudades de Lobatera y el sitio conocido como Concafé, un poco después de la ciudad de Rubio. Carlos Galvis, campeón en defensa fue tercero, distanciado tres segundos del vencedor Nava.
Rujano fue quinto a cuatro segundos del vencedor, pero ante Murillo, en el remate, cedió los seis segundos de bonificación, suficientes para perder el liderato, en corolario de una jornada cumplida con excelentes movimientos estratégicos, especialmente de los loteros, incesantes en los ataques hasta hacer cuajar sus ambiciones.
A partir de este momento, la lucha pareciera centrarse definitivamente en las porciones restantes entre Rujano y Murillo, dos amplios conocedores de la prueba tachirense. El primero con una capacidad individual envidiable y el segundo por un colectivo que conduce acertadamente Omar Puma.
Táctica sorprendente
El poco kilometraje de la fracción preveía una etapa a elevado ritmo como en efecto lo fue. Desde el vamos, Carlos Galvis probó fuerzas y marchó en solitario durante un buen trecho. Vino la reacción grupal y sobre los 20 kilómetros se disputó un esprint bonificable en el que Juan Murillo, al ser escolta de José García, le rebanó un par de segundos a José Rujano para quedar a sólo una unidad del liderato.
Allí comenzó el movimiento táctico de los loteros quienes movían sus piezas hacia la vanguardia de la carrera en el afán de minar a José Rujano, porque un poco más adelante Jonathan Salinas, disminuido en las fracciones anteriores, protagonizó una fuga junto a Elvis Rosso y Luis Díaz que tomó hasta 20 segundos a favor.
Un poco más adelante, el yaracuyano Carlos Ochoa probó fuerzas por primera vez en la cita y se le adelantó a Carlos Galvis en un premio montañoso de tipo B, en el cual José Rujano fue tercero para soportar su primer lugar de la modalidad.
Sobre el kilometro 70, con el grupo completo, exprimido al máximo por la pequeña cuesta que existe entre San Cristóbal y El Mirador, Rujano, para contrarrestar la bonificación de Murillo de la primera disputa intermedia de la jornada fue segundo de Yeisson Delgado para tener ahora dos segundos de diferencia favorables en relación a Murillo.
Hasta ese momento la carrera parecía estar etiquetada: “Al ritmo de Rujano”, pero sobre la parte final, el escuadrón lotero le tendía una celada a Rujano al hacer adelantar a Maky Román y Jhon Nava. El primero (Román) se rindió y Nava aguantó las cargas hasta los cien metros finales cuando redondeó su pedalear y la señal de la cruz al sentirse vencedor.
Murillo, por su parte, en una curva a escasos 100 metros de la llegada que cortaba totalmente el ritmo de carrera, con viveza y estrategia asomó por la izquierda e inmediatamente parado sobre los pedales dejó anclado en la parte posterior a José Rujano, quien se quedó sin capacidad de respuestas y así el decorado de la Vuelta había cambiado en apenas veinticuatro horas.
El exigente octavo segmento de la Vuelta al Táchira se dará en distancia de 117,1 kilómetros desde San Antonio del Táchira, ascenso por Los Cacaos en una pendiente del seis por ciento y puerto montañoso de primera categoría, y cierre en Cerro El Cristo (Capacho) con curva exigente del 14 por ciento en los últimos tres kilómetros.