Francia está «en guerra contra el yihadismo» pero no contra el islam y tomará «medidas excepcionales», declaró el primer ministro Manuel Valls ante el Parlamento este martes, víspera de la publicación del primer número de Charlie Hebdo desde los atentados.
La Asamblea Nacional votó luego casi por unanimidad continuar los bombardeos franceses en Irak contra el grupo yihadista Estado Islámico, menos de una semana después de los ataques.
El mismo día, Francia e Israel enterraban a las primeras víctimas y la nueva portada del semanario satírico daba la vuelta al mundo.
Charlie Hebdo, cuya redacción resultó diezmada en el atentado del miércoles, tendrá una portada en la que, bajo el título «Todo está perdonado», aparece un dibujo de Mahoma con lágrimas en los ojos y llevando el cartel de «Yo soy Charlie».
Este número tendrá una tirada de tres millones de ejemplares -contra 60.000 anteriormente- y será traducido en versión electrónica al árabe, al turco, al inglés, al español y al italiano.
Las organizaciones musulmanas de Francia pidieron a su comunidad a «mantener la calma, evitando las reacciones emotivas o incongruentes» y a «respetar la libertad de opinión».
Pero en Egipto la portada fue tachada de «provocación» por las autoridades musulmanas y en Pakistán una manifestación en Peshawar ensalzó la acción de los yihadistas que atacaron la revista.
El Mahoma de la portada es «mucho más simpático que el esgrimido por los que dispararon» en la sede del semanario y es «ante todo un hombre que llora», declararon los supervivientes del equipo de redacción.
Los atentados de París, los más cruentos perpetrados en Europa desde los de Londres en julio de 2005 y los de Madrid en marzo de 2004, dejaron 17 muertos y 20 heridos entre el miércoles y el viernes pasados.
Los yihadistas que los cometieron tuvieron por blanco a periodistas, policías y judíos.
En una movilización sin precedentes, cerca de cuatro millones de franceses salieron a las calles en toda Francia para repudiar los atentados y defender la libertad de expresión.
En un homenaje solemne rendido el martes a los tres policías muertos en los atentados, el presidente François Hollande afirmó que «la amenaza está ahí todavía», procedente «del exterior» y «del interior».
Pero, «nuestra gran y bella Francia jamás se quiebra, no cede nunca, jamás se inclina. Hace frente, está en pie», proclamó Hollande.
«Murieron para que nosotros podamos vivir libres» agregó el jefe de Estado nombrando a los tres policías, uno de ellos musulmán, Ahmed Merabet.
Los cuatro judíos que murieron el viernes en el ataque a un supermercado kósher de París fueron enterrados este martes en Jerusalén. Cientos de personas, entre ellas los principales dirigentes del país, asistieron a la ceremonia.
A primeras horas de la tarde, se llevó a cabo el entierro de Ahmed Merabet en el cementerio musulmán de Bobigny, cerca de París, en presencia de varios cientos de personas. Su féretro estaba recubierto con la bandera francesa.
La próxima semana habrá un homenaje nacional a todas las víctimas en el palacio de los Inválidos de París.