Al menos cuatro detonaciones se escucharon cerca del mediodía de este viernes en las adyacencias de los calabozos de la comandancia general de la Policía del estado Lara.
Familiares de los privados de libertad comenzaron a gritar. Se desperaron, decían ofensas contra los funcionarios y a la vez hacían denuncias, pues según ellos, los policías que permanecen recluidos ahí, gozan beneficios, distintos a los de los internos. El director del cuerpo policial, comisionado Luis Rodríguez, desmintió que alguno de los presos estuviese herido, además destacó que ninguno de ellos goza de beneficios especiales.
“Todos tienen el mismo trato, no hay preferencias por nadie”, aseguró el jefe policial. Dentro de los calabozos, hay un grupo de 25 que se cosieron la boca para exigir el traslado hacia penales, “pero nosotros los llevamos, el problema es que no los aceptan. Cuando la fiscalía ordena los llevamos pero ahora los jueces les dan como centro de reclusión la comisaría”. Recordó que los calabozos de la 30, como se le conocen, están hechos para una retención previa de máximo 48 horas.
Ayer, otro grupo de internos inició una huelga de hambre en apoyo a los que tienen la boca cosida, además, con esta medida buscan mejores condiciones.
Quieren más tiempo de visita
Cada 15 días se realizan la visita de los familiares a los privados de libertad, ellos aseveran que les dan cinco minutos y a través de un vidrio, “ya ni un beso dejan que les demos”, recalcó una de las mujeres presentes que se negó a dar su nombre por miedo a represalias contra su esposo.
“Desde el 31 les están pegando (…) muchos están heridos por perdigones”.
Tony Peña, director de control de detenidos de Polilara, conversó con los allegados de los presos y les confirmó que se había hecho un intercambio con los del Centro de Coordinación Policial (CCP) del Norte, para intercambiar a 10 de los cosidos hacia allá y traerse la misma cantidad.
“Estamos buscando una solución al problema. Poco a poco iremos resolviendo por completo”, explicó.
