A cada pueblo envía Dios su revelación, de acuerdo con su carácter y capacidad de comprensión, según sus propios términos y su alma. Aunque se ha dicho que todos los hombres son iguales, eso no es completamente cierto, pues hasta un hermano es diferente de su hermano.
El mundo de los hombres siempre ha estado en servidumbre, oprimido por alguna nación poderosa, o incluso por su propio gobierno. Nadie ha sido realmente libre mucho tiempo, a salvo de impuestos y guerras, de matanzas y ultrajes. Los griegos decían que los hombres tienen el gobierno que se merecen, y nada se parece más a lo que nos acontece a los venezolanos en estos momentos para refutarlo. Si los ciudadanos nos sentimos ahora esclavos, ha sido por nuestra propia y complaciente aquiescencia, por nuestra debilidad y cobardía, ambición o envidia.
Pero si un hombre dice en su alma, aunque tenga atadas las manos: «Soy un espíritu libre que el hierro de ningún hombre puede esposar», entonces ya no es un esclavo. Esa libertad del espíritu es la que el Mesías nos trajo, a nosotros y a todas las naciones que lo oigan, pues ¿no dijo, al ser apremiado por los rigurosos fariseos que le mostraron una moneda con la cabeza del César: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios? Si alguna vez un hombre había sido templado y madurado por Dios, Saulo de Tarso era ese hombre, resaltaba en él su humor juvenil, su amabilidad, pero también la templanza en el carácter para soportar las innumerables prisiones, por llevar la verdad a los hombres.
“Alégrense porque les ha llegado la liberación, sólo Dios puede darnos la verdadera libertad”. Debemos luchar por ella contra los sanguinarios, corruptos y autoritarios gobiernos. Entonces y solo entonces podremos reclamar justicia. Ese es también nuestro deber que el hombre tiene desde el principio, del cual nos olvidamos si tenemos el poquito de pan, o la calma de nuestros hogares, que se van convirtiendo en la propia prisión por la inseguridad que hay en la calle. ¿O acaso no tiene sentido esclavizarte el slogan: «Así, así es que se gobierna»?
El pueblo despertó, gracias Leopoldo por tu sacrificio, no permitamos que con la distracción se adormezca de nuevo.
Euro Barrios Torres
