Días de desinformación, éstos. De desorientados tuits que ya no ponen a prueba la credulidad de la gente ni abren la interminable galería de espejos “informativos”, en esa especie de versión virtual del radiopasillo que hace creer que el twitter es más certero que la organización de la gente que razona y ejerce sus derechos o que los medios lo pueden todo al ser potenciados por los avances tecnológicos. Como si las convicciones o ignorancia del receptor no formaran parte del “cara a cara” formador de opinión, que se mueve en bares, iglesias, solares, salas, aceras, esquinas, cafés, matas de mango, canchas de bolas y el trabajo. Donde el mensaje se retroalimenta y dejafuera la desmemoria y brechas del afuera yadentro.
Quien se iba a imaginar ¡Qué cosa, caballero! que aquí mismo en el caribe sol, los ”hermanos cubanos” se cobijaran bajo el solmayameroguiados por los Castro. O que China cuyo capitalismo salvaje avalado por su Partido Comunista, sea nuestra caja de Pandora actual, perdón, de caudales. Huyendo del imperio conocido caímos en el milenario y desconocido dragón oriental. Del que espera que caiga el enemigo a la puerta de su tienda, sin apuros, tomando té, mientras los hijos de los hijos de los deudores harán fila india para pagar sin saber los porqué, ni los cómo o los cuántos.
Ni el más afiebrado Marx pudo imaginar que un gigante capitalista estaría dirigido por un partido comunista. Mucho menos que tendría un Banco Central con las mayores reservas financieras del mundo, una parte invertida en el 67% de la deuda pública del que Mao llamara “Tigre de Papel” y otra en la deuda europea en Irlanda, Hungría, Grecia y España. Imagínese y piense en lo que debe ser deberle petróleo a futuro…
Ni qué decir de la amenaza siempre latente de la desregulación financiera de las golondrinas, perdón, de los capitales, que provocan en los grandes y en los chicos, tormentas financieras como la deuda de los EEUU, cuya crisis antes de bajar el precio del petróleogolpeó fuerte a la clase media en un país en donde un 1% recibe el 80% de las ganancias. O la Unión Europea, cuyos gobiernos apretaron acá, aquí, tuercas, tornillos y bolsillos a clases medias y populares, recortando empleos, seguridad social, viviendas y escuelas al paso de esos nuevos huracanes de las finanzas voladoras. Golondrinas, los llaman por su ágil vuelo entre computadoras, para señalar que dichas ganancias nada tienen que ver con la producción. Golondrinas porque tocan los aleros de economías débiles como las nuestras, por rebote, por mampuesto.
Imagínense, si a pesar de la rapidez del twiter aún no sabemos ni monto ni condiciones de la deuda adquirida en el lejano oriente, menos sabremos si las arcas se abren con mayor compromiso y será más difícil de cumplir si usted ignora lo que se compromete. Sumergidos en un panorama de millones que van y vienen por los aires, a la hora de pagar por las nubes con ingresos terrestres, hemos de recordar un proverbio africano que aconseja caminar solo si se quiere llegar rápido y en grupo si queremos llegar lejos…
