La Vuelta al Táchira es la carrera estelar del pedalismo criollo. Y lo es más en esta ocasión por festejar sus “Bodas de Oro”. La carrera que nació por allá en 1965 llega a su edición 50 y arranca este viernes con un circuito vespertino (2.30 pm) entre San Cristóbal y Táriba para cumplir los primeros 102 kilómetros de los 1.288 programados para los diez días de carrera.
140 corredores estarán en la línea de partida, según se confirmó anoche en el congresillo técnico, con la baja a último momento del seleccionado sub23 de la región de Santander que iba a ser el representante colombiano. Dicen presente los equipos italianos Androni y Southeast (anterior Yellow Fluo), los mexicanos Esparza y Trucksosa, el ruso Lokosphink y la selección de Cuba. No hay equipos colombianos de marca y es, sin duda, el único lunar en el aspecto organizativo, tomando en cuenta la rivalidad que hay con los cafeteros y el espectáculo que suelen traer los escarabajos.
El programa para la primera jornada prevé un acto que sirve para hacerle reconocimientos a diversos personajes con capítulos gloriosos en la historia del evento, en las inmediaciones del parque Murachí, para luego cumplirse el banderazo inicial en la Plaza Bolívar de la capital tachirense.
En esta ocasión, la ronda andina, en cuanto al recorrido, está dividida en dos segmentos: una primera parte con mucho terreno plano y una segunda porción de topografía montañosa. La cuota de trepada es menor en comparación con otras ediciones, consecuencia de lineamientos emanados de la Unión Ciclista Internacional (UCI), que obligó a reducir las etapas con llegada en alto por ser una competencia que abre temporada, además de que considera que con esa medida puede evitar el uso de sustancias prohibidas por parte de los ciclistas, al no verse inmiscuidos en una carrera de enorme exigencia.
De todos modos, la ronda, como de costumbre, está destinada a ser ganada por un escalador. Las primeras porciones dan espacio para los embaladores –hombres como Miguel Ubeto, Arthur García y Gil Cordovés, ante la ausencia del quiboreño Jesús Pérez-, pero de la sexta fracción en adelante la carretera pica para arriba y toman el testigo los trepadores. Esa sexta jornada es el primer contacto con la alta montaña, con el final en La Grita, antes de encarar otros tres arribos en suelo escarpado en Bramón, Cerro El Cristo y Casa del Padre, las dos últimas con premios de primera categoría en el camino.
Por esta razón el favoritismo recae en las figuras de Carlos Gálviz, quien heredo el título de la carrera pasada por la sanción sobre Jimmy Briceño, José Rujano, empecinado en reverdecer laureles y convertirse en el primer ganador de cuatro coronas, Jonathan Camargo, beneficiado de alguna manera al no haber contrarreloj en el recorrido, y el trío de Lotería del Táchira conformado por Jonathan Salinas, Ronald González y Juan Murillo.
Rujano y Camargo son escaladores natos, mientras que Gálviz se defiende en ese terreno, pero la tropa lotera tiene a su favor el hecho de contar con al menos media docena de escaladores para intentar mayores cosas por vía de la estrategia y mermar a sus rivales. Allí debe estar el ganador, a menos que ocurra algo extraordinario. Veremos qué dice la carretera, la que pone a cada quien en su sitio.