Apenas estaba iniciándose el día séptimo del 2015 cuando la intercomunal Florencio Jiménez, como ocurrió varias veces durante el año pasado, se convirtió en escenario de una protesta vecinal con interrupción del tránsito automotor.
Mujeres y hombres llegaron temprano con cauchos viejos que colocaron en ambos tramos de la importante vía, frente al llenadero de agua a los cisternas, en el kilómetro 11, y les prendieron fuego.
Los viajeros hacia el este y oeste, procedentes de varias ciudades, fueron sorprendidos por los obstáculos y el grupo de personas, algunas con pancartas, que les impedían continuar hacia sus destinos.
En la protesta participaban habitantes de comunidades oriundas de las parroquias Águedo Felipe Alvarado, Juan de Villegas y Tamaca, quienes reclamaban de las autoridades de la gobernación, y en concreto de Hidrolara, por la suspensión del suministro de agua en camiones cisternas.
Johnny Torrealba, uno de los manifestantes, explicó que desde hace tres semanas no reciben el líquido vital debido a la huelga que mantienen los propietarios de los camiones tanques dependientes de la hidrológica.
“Son miles de personas que pasamos las navidades sin agua y llegamos al nuevo año y no se observa interés alguno en solucionar el problema”, manifestó Torrealba.
Amélida Suárez, otra de las manifestantes, dijo por su parte que, aprovechando la necesidad del líquido vital por parte de las familias, algunos dueños de cisternas, inescrupulosos, les venden las pipas de 200 litros hasta en 120 bolívares.
“Es agua que no sabemos de donde la sacan, que es salada y no apta para el consumo humano, pero tenemos que comprarla por la necesidad”, indicó.
Ambos aclararon que la protesta no ha sido instigada por los cisterneros, sino que fue acordada por las comunidades afectadas por las suspensión del servicio.
Por otra parte, José Mogollón, presidente de la asociación civil El Cardenal, que agrupa a una parte de los 160 cisterneros que se surten del llenadero del kilómetro 11, informó que el martes se reunieron con autoridades de Hidrolara para entregarles sus peticiones de un incremento de 160% en sus pagos, fraccionado, primero 100 y luego 30 y 30, pero a pesar de que les prometieron respuestas para ayer, eso no ocurrió.
“Lo único que ofrecen en Hidrolara de aumento es un 70% global, alegando que no tienen presupuesto”, precisó.
Durante toda la mañana, en el sitio de la protesta no faltaron los enfrentamientos verbales entre manifestantes y viajeros.
“Sabemos que tienen un problema, pero nosotros los viajeros no podemos resolvérselos y estamos pagando los platos que otros rompieron”, se le escuchó argumentar a un conductor.
El cierre fue suspendido a las doce por acuerdo entre las representaciones comunales sin que se hubiese presentado autoridad alguna de Hidrolara o la gobernación, cuando ya las colas eran kilométricas.