Definitivamente congregar a toda la familia en una reunión de confraternidad, el último domingo de diciembre, durante 27 años ininterrumpidos, no es obra humana. Así lo certificó el jovencito de 15 años Miguel Alejandro Aranguren Amaro en su corta alocución, en la apertura del evento y delante de la gran concentración de la familia Amaro Gutiérrez y sus derivados que se realizó en el campo de softbol de la urbanización El Recreo. Preguntó. “¿Es acaso este fenómeno familiar un producto de la casualidad? ¡Pues NO!. Esta gran fiesta, este magno evento, que ahora le toca mantenerlo vivo a la segunda y tercera generación de los Amaro, como está sucediendo, no es producto de la casualidad, es, simplemente, la obra que Dios, a través de su Santo Espíritu, ha hecho en todos y cada uno de nosotros. Y que nosotros lo hemos aceptado. A la prueba me remito. Dice el Señor: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses.2:13.
Obviamente nunca hemos podido contar con el 100% de la presencia de todos los que se encuentran el árbol genealógico. Diversas razones típicamente humanas lo impiden, pero cada año es una oportunidad que la mayoría no quiere perderse y se van sumando miembros de otra generación naciente. Igualmente, en cada edición, nos sorprenden familiares que llegan de cualquier rincón del país o del exterior. Y el avance de las redes sociales, en todo caso, nos los trae de manera instantánea ¿Qué tal? ¡Maravilloso! Dios es quien motiva. “Las finas cualidades de la mente, y un elevado tono del carácter moral, no son resultado de un accidente. Dios ofrece las oportunidades, y de nosotros depende el uso que hagamos de ellas” Libro Recibiréis poder. Elena de White
Alguien pudiese pensar que es una petulancia nuestra referir este evento. Pero muy lejos está de nuestro corazón ese sentimiento. El objetivo es decirle al mundo, que Dios sí puede hacer que las familias se unan. Que aprovechen, aunque sea una vez al año, para reunirse, invocar el nombre de Dios y compartir alegrías, experiencias y ¿por qué no también las tristezas? Siempre habrá alguien que por su manera de ver la vida no engrana por momento en el proyecto, pero, por la influencia mayoritaria del entusiasmo general y la fuerza de la oración, algún día se sumará.
Pero, esta actividad no sería posible hacerla, sin el esfuerzo, la dedicación y la paciencia de miembros de la primera y la segunda generación. Berna, Alonso, Wilfredo, Lisbeth, Walter, Josmar y Nelson. A ellos, agradecimiento eterno, por cuanto lidiar con tantos caracteres iguales no es fácil. Pero ellos concientes de la importancia de esto, piden sabiduría de lo alto y Dios se las da. Y estoy seguro afirman como el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”Fil.2:13.
Dios bendiga nuestra familia y permita, que todos aquellos que han leído este artículo, se animen a reunirse y así fortalecer los lazos de amor y solidaridad familiar que es lo más importante en esta tierra. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!