Despedir el año en compañía de la familia y amigos, es tradición en el mundo, pero cuando el deber llama, los servidores públicos, pierden este privilegio y lo reciben fuera de casa, junto a sus compañeros de trabajo o personas extrañas, que a pesar de las circunstancias, dan muestras de cariño.
Bomberos, periodistas, policías, guardias nacionales, funcionarios de Tránsito Terrestre, médicos, paramédicos, enfermeras, hematólogos y demás profesionales, aceptan con responsabilidad la guardia que por ley les corresponde cada 31 de diciembre. Aún sabiendo que las celebraciones, risas y encuentros quedarán en un segundo plano.
La nostalgia es típica en estas fechas. Sin embargo, todos aquellos que asumieron el compromiso de salvaguardad a la sociedad, saben que sus acciones deben estar dirigidas a la satisfacción de las necesidades del pueblo, sin importar horario o fechas importantes, por lo cual aceptan el gran reto.
Bomberos atentos
En la estación central del Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren, los veinticinco hombres de azul que estuvieron destacados desde las nueve de la mañana del miércoles 31 hasta las nueve de la mañana del jueves primero de enero, afirmaron a EL IMPULSO que las primeras horas suelen ser difíciles, sobre todo para los funcionarios que viven la experiencia por primera vez.
El mayor Edixon López, sostuvo que por lo general los más jóvenes aguardan ansiosos, porque les cuesta asimilar las ausencias “breves” de la madre, los hijos, la pareja, y demás parientes. “En sus rostros hay tristeza y en ese momento uno está en la obligación de animarlos para que pasen un rato ameno”.
Luis Silva, quien por segundo año consecutivo tuvo que quedar en la institución para atender los llamados de emergencia durante las 24 horas, compartió su historia. Dijo que en ese instante lo que más se extraña es el calor del hogar y el abrazo de los parientes, pero el amor por el oficio siempre le da la fortaleza que necesita.
Hematólogos sin descanso
Los pasillos del Banco de Sangre J.J. Boada del Hospital Central Antonio María Pineda (Hcuamp), lucieron vacíos durante la festividad. Sólo fue notoria la presencia del personal adscrito al servicio que laboró en los diferentes turnos.
El licenciado Jackson Escobar, hemoterapista, señaló que para los especialistas resulta un desafío cumplir funciones en fechas tan emotivas como estas, no obstante, es la vocación de servicio, la disciplina la que los impulsa a dar lo mejor de sí mismos en cada jornada.
Comentan que el horario nocturno, comprendido entre las siete de la noche del miércoles 31 de diciembre hasta las siete de la mañana del primero de enero, fue el más arduo para los dos hemoterapistas que trabajaron el fin de año, debido a que en las noches las solicitudes aumentan, en tal sentido se mantuvieron ocupados atendiendo donantes, obteniendo el material para las transfusiones, así como también realizando estudios.
Cirujanos firmes en su misión
Despedir el año desde la Emergencia del Hcuamp u otras áreas de atención, se ha convertido en un hábito para los profesionales de la medicina con amplia trayectoria en su carrera, al igual que para el equipo de Enfermería. Quizá por esta razón no se muestran afligidos.
En cambio, para los residentes, en este caso de Cirugía que fueron consultados por el equipo de prensa, mostraron su angustia, en especial, los que provienen de otras entidades y se encuentran a kilómetros de sus residencias.
Ese es el caso de Gresly Valsa, residente de Cirugía del primer año, quien es de Valera, estado Trujillo. “Tratamos de compartir un poco si hay oportunidad. Cada equipo organiza la cena en un espacio improvisado o el intercambio. A las doces damos el feliz año, algunos cumplen las tradiciones de la época comiendo uvas, mientras suenan las doce campanadas”.
Cuenta que una de las ventajas que tenía al permanecer en su tierra natal, era la visita de sus padres al centro de salud, regalo que por cuestiones de distancia esta vez no recibió. La situación de Jean Carlos Corrales es similar. Vino de Maracay, estado Aragua, para iniciar el postgrado.
Admite que el choque emocional es fuerte, luego, lo asimilan con naturalidad. “Siempre estamos ocupados, recibimos pacientes, los llevamos a pabellón y así transcurren las horas con nuestra familia quirúrgica”, apuntó el joven con una sonrisa de resignación.
Combaten la inseguridad
Para los policías de los diferentes cuerpos de seguridad, el descanso no es una opción cuando se trata de mantener el orden en la ciudad. Un funcionario entrevistado, quien no quiso ser identificado, aseguró que la profesión requiere de muchos sacrificios y este es el mejor ejemplo de ello.
“Muchos uniformados prestaron apoyo en comunidades, estuvieron desplegados en los puntos de control, al igual que en diferentes operativos impulsados por las autoridades locales, combatiendo el hampa y la inseguridad”.
Reveló que durante la larga jornada los sentimientos toman partida. Los que tienen hijos sufren un poco más, porque anhelan dar ese abrazo caluroso a sus pequeños, al igual que a sus esposas, pero poco a poco estos episodios aprenden a superarlos