En América Latina, si seguimos pensando que por tener biodiversidad estamos salvados, vamos a tener cada vez más problemas. Todavía creemos que el petróleo, las minas o las costas marinas son lo más importante. Lo cierto es que, en términos económicos, es más fácil cometer errores cuando eres un país grande y rico en recursos naturales que cuando eres pobre y estás aislado.”
Enrique Cabot.
Finaliza el año 2014, se cierra un lapso en la medida que los seres humanos llamamos tiempo; termina un periodo que se suma a la cuantificación de la creación del Universo y que ahora determina lo que denominamos “Era Cristiana”; lapso durante el cual Dios, en su infinita misericordia, nos dio la oportunidad de resolver nuestros problemas y, si así no lo hicimos, si adquirimos experiencias que nos dan capacidad para analizar los hechos más objetivamente, y utilizando la sensatez, ya no deberíamos tropezar con los mismos obstáculos.
No ha sido fácil, nos estamos forjando en un crisol borrascoso, creado por grandes y graves problemas; al no saber valorar las posesiones otorgadas por la benevolencia Divina, ni al sistema de gobierno autóctono cuyo manual de procedimientos fue escrito con sangre, y que fue heredado de nuestros libertadores.
La fortaleza para enfrentar las turbulencias venideras vendrá dada por las experiencias adquiridas y por el talento probo venezolano que, estoy seguro, rescatará al país de las dificultades que lo destruyen, sobre todo en los ámbitos económico y social. Los venezolanos somos y seremos del tamaño del cual la patria necesite que seamos: ¡Venezuela es eterna!
A veces es necesario ingerir un purgante, pero después de que pasa su efecto los resultados, generalmente, son positivos. Las cosas más valiosas son las escasas y más difícil de conseguir. Tenemos el deber de ejecutar el derecho de establecer un futuro provisor para nuestra descendencia. Es imprescindible restablecer la seguridad jurídica a través de la ejecución de la Justicia Honesta con la consumación de las sanciones pertinentes y el logro del arrepentimiento de quienes resulten culpables. Es la forma de que las próximas generaciones no olviden los errores cometidos.
La fe en un futuro próspero está en nuestra decisión. La nación tiene suficientes ciudadanos con la necesaria capacidad, probidad, ética y moral; con los principios y valores ineludibles para encausar al país en un destino digno que se compruebe con una mejor calidad de vida.
Nace un nuevo año engendrado por el arcano tiempo; Lapso de valoraciones y de balances, materiales y espirituales. En la “Red de Instituciones Larenses” nos sentimos inconformes ante lo que nos falta por hacer, y satisfechos por el deber cumplido.
Es tiempo de agradecer a la junta directiva y al personal de EL IMPULSO por tanto apoyo recibido, de manera consecuente y altruista… tiempo de desearos un feliz año en paz y armonía amparado en la benevolencia de Dios Todopoderoso.