Dilma Rousseff iniciará este jueves su segundo mandato como presidenta de Brasil con una tarea que no logró cumplir en sus primeros cuatro años: reactivar la economía de un país con su credibilidad enlodada por un millonario escándalo de corrupción.
Exguerrillera de izquierda de 67 años y torturada por la dictadura, Rousseff consiguió un ajustado triunfo en octubre al ganar la segunda vuelta frente al socialdemócrata Aecio Neves. En la votación, los brasileños finalmente privilegiaron los programas sociales del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), que han sacado de la pobreza a más de 40 millones de personas en los últimos 12 años.
“Rousseff comienza el año con una crisis de credibilidad”
Pero esta nueva oportunidad de gobernar Brasil le trae también retos difíciles.
“Rousseff comienza el año con una crisis de credibilidad. No sólo por todo el lodo en Petrobras, sino como país que ha perdido credibilidad en el mercado internacional”, dijo a la AFP el analista André Leite, de TAG Investmentos.
La justicia brasileña investiga a 39 personas, entre ellas dos exdirectivos de la estatal Petrobras, la mayor empresa del país, acusados de recibir coimas a cambio de beneficiar a un cártel de empresas que se repartían contratos.
Los implicados han acusado a políticos del PT y partidos aliados de beneficiarse del esquema, aunque ninguno de ellos está procesado por ahora.
El caso fue descubierto en una operación contra el lavado de dinero que según la policía ha movido 4.000 millones de dólares en una década.
“Rousseff debe enviar señales claras para todos, el mercado, la ciudadanía, de que está combatiendo la corrupción gravísima y sin precedentes en Petrobras”, dijo Gil Castelo Branco, que dirige la ONG Cuentas Abiertas.
Para poco más de la mitad del país, esta es no obstante una hora de festejo. Una hinchada portátil de 32.000 ‘dilmistas’ llegará el jueves a Brasilia en 800 ómnibus para la ceremonia de asunción de Rousseff, transportada por el PT desde varios puntos del país. Todo sucederá bajo la atenta mirada de 4.000 agentes de seguridad.
La jefa de Estado desfilará desde las 14h30 (16h30 GMT) en un Rolls Royce por la tradicional explanada de los ministerios hacia el Congreso Nacional, donde prestará juramento. Luego pronunciará un discurso desde el palacio presidencial de Planalto.