Además de las escasez de alimentos, quienes residen en el municipio Palavecino sufren los rigores de la escasez de gas doméstico.
Sus vecinos relatan que deben lidiar con la quejumbrosa tarea de ruletear las estanterías de gas doméstico para recargar las bombonas de 10 kilos, que en muchos bodegas clandestinas son comercializadas hasta en 100 bolívares, mientras que el camión las distribuye en cinco bolívares.
Para muchos pagar 100 bolívares por un cilindro de 10 kilogramos es una cantidad que sobrepasa de manera exponencial los cinco bolívares fijados por Pdvsa Gas Comunal para la distribución de este combustible.
Iris Mujica, residente de Tarabana I, parroquia Cabudare, asegura que prefiere pagar el monto exigido por las bodegas y estanterías clandestinas antes de trasnocharse en las afueras de la planta de llenado de la Zona Industrial de Barquisimeto y hacer tres horas de cola.
“Es una situación infrahumana”, sentencia Mujica, al precisar que al sitio acuden familias de otros municipios de Lara.
Para Nelson Ortega, habitante y comerciante de Agua Viva, el panorama en la ciudad es poco alentador, pues recuenta que con frecuencia ha tenido que cerrar su lunchería por no conseguir gas a tiempo.
“Cuando me cuesta mucho conseguir gas, uso la cocina eléctrica, pero la misma se recalienta y ya ha comenzado a expeler olor a quemado”, narra.
Mariluz Sandoval, habitante de la zona rural de José Gregorio Bastidas, reveló que una vez que se le termina el gas, debe madrugar para dejar la bombona en casa de una militante del PSUV, quien tiene un estante “pero solo recibe cada miércoles 30 bombonas a 30 bolívares, porque debe pagar una vacuna de mil a 1.500 bolívares al camión”.
En la zona rural se distribuyen unos 110 cilindros semanales entre los caseríos El Taque, El Tamarindo, El Mayal, El Placer, Coco e’ Mono y El Palaciero, sectores que sobrepasan los 30 mil habitantes.
El robo de cilindros es otra constante en la olvidada zona, los cuales son revendidos por los delincuentes entre ocho y diez mil bolívares, dado la planta no produjo más bombonas para la venta, siendo esto una necesidad para los residentes de Palavecino.