Durante diez años consecutivos, por esta misma época, escribí un artículo en el que seguía la tradición italiana de botar por la ventana el último día del año todo lo que no les sirve, les sobra, les estorba, les resulta incómodo y por qué no, quizás hasta lo que les resulte pavoso, para comenzar el año con la casa limpia. Dejé de hacerlo porque todo lo que boté para empezar el año con el país limpio siguió estando ahí; pero decidí probar de nuevo a ver si este año tengo suerte:
Boto por la ventana a los corruptos de cuello blanco, rojo, azul, amarillo o de cualquier otro color. A los “enchufados”, “bolichicos” y a todo su entorno, por sinvergüenzas. A los funcionarios ladrones y a los jueces y fiscales “uh, ah”, porque un país no puede funcionar sin justicia.
Salen volando por la ventana las colas en los aviones de PDVSA y todos los que guardan silencio ante hechos tan evidentes y vergonzosos. Boto también a los cobardes que prefieren hacerse los locos y voltear para otro lado cuando meten en problemas a otros.
También boto a los economistas y asesores financieros del gobierno, que nos están empujando a un abismo donde el fondo no tiene fondo. Boto a quienes se han dedicado a destruir el aparato productivo venezolano.
Boto a todos los que manejan el Sistema Penitenciario Venezolano, una vergüenza para todos.
Boto a la nefasta influencia del gobierno cubano, a quienes nos han endeudado inconstitucionalmente con los chinos y a todos los demás chulos.
Boto a los revolucionarios que viven como reyes, por hipócritas. A los jalamecates y a los arrastrados. Boto a los militares que disparan en contra de su pueblo y a los que por lucrarse ellos, no levantan la voz ante las injusticias, abusos y atropellos.
Boto a Pastor Maldonado, para que el dinero que se va a malbaratar patrocinándolo se le asigne a becas de quienes sí sirven.
Boto a los dogmáticos, fanáticos, fóbicos y a todos los intolerantes, prepotentes, echones y ridículos. En fin, boto todo lo que nos corroe el alma, nos separa, nos corrompe. A todo aquello que destruye la esencia de lo que debería ser la venezolanidad.
Y a quienes se preguntan por qué no boté a los que hablan con muertos y pajaritos, les digo que esos no salen por la ventana, sino por la puerta. Con camisa de fuerza y en ambulancia, directo al manicomio.
@cjaimesb