La tristeza invade a la familia de José Miguel Arrieche Rodríguez, de 20 años, a quien mataron de un disparo días antes de finalizar el año. “No creo que se haya resistido al robo de un celular inteligente, no entiendo por qué le dispararon”, comentó afuera de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, a la espera de la entrega del cadáver, la tía de la víctima, Doris Gutiérrez.
El hecho se produjo pasadas las 6 de la tarde del sábado, a pocos metros de su casa, en la carrera 33 entre calles 27 y 28 de Barquisimeto, cuando al joven lo invitaron a jugar fútbol y le dijo a la abuela, con quien residía: “Ya vengo, me guardas comida”. Lo que la señora nunca imaginó es que la cena nunca iba a ser saboreada por su adorado nieto.
Arrieche se fue directo a casa de un amigo, a pocos metros, a buscarlo, pero en el camino se encontró a una amiga, a quien le comentó los planes que tenían. Siguió su rumbo y llegó a la vivienda, ahí lo esperaban, pero el otro joven se estaba colocando los zapatos, por lo que lo invitó a pasar, pero no quiso sino que se quedó afuera respondiendo unos mensajes.
En ese momento pasaron dos sujetos a bordo de una moto, le dispararon en dos oportunidades y le quitaron el teléfono celular, el cual había comprado seis meses atrás con el esfuerzo de su trabajo. “En eso iba saliendo uno de sus tíos quien se percató de lo ocurrido, lo tomó en brazos y se lo llevó en un rapidito hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda”.
En el camino iba con los ojos cerrados, al parecer no pronunció ni una palabra, pues ya había perdido la vida.
Pensaba irse del país
Doris Gutiérrez comentó que su sobrino, era hijo único. “Para él, su padre era mi esposo (tío de la víctima), su abuela lo crió junto a su mamá, era muy consentido. Un buen muchacho, cariñoso, que nunca tuvo malos tratos con nadie, muy trabajador”.
Desde hace dos años y medio trabajaba en la corporación Bel como almacenista, y anhelaba irse a Canadá a vivir con unos primos y además para hacer sus estudios de matemática, “aunque siempre fue un apasionado por los deportes; jugaba lo que fuese”.
Pedir justicia para la familia es una opción, “que se cumpla es lo que no sabemos, igual no lo van a devolver (…) es una situación muy fuerte por la que estamos pasando y más en estas fechas”, manifestó Gutiérrez, mientras una lágrima de tristeza recorría su rostro.
Cabe destacar que en menos de una semana, han matado a dos deportistas en Barquisimeto, ambos de 20 años. El otro hecho, ocurrió la noche del pasado 24 de diciembre, en El Garabatal, cuando le dispararon a Yunior Leoner Ortiz Aranguren. También, a pocos metros de su residencia.