La falta de insumos médicos y la escasez de medicinas aunada a los bajos salarios que perciben los profesionales que a diario se esmeran por salvar vidas en el sistema de salud público venezolano, constituyen una flagrante violación de los derechos humanos. Se trata de una abierta violación a lo establecido en los artículos 83, 84 y 85 de la Constitución Nacional Bolivariana.
“La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado que lo garantizará como parte del derecho a la vida… El sistema público de salud dará prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad… El Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria…” son algunas de las frases contempladas para el sector, en la carta magna.
Con la escasez de alimentos se viola a diario el derecho a la vida de los ciudadanos, en especial cuando no se consigue el tratamiento específico para enfermedades como el cáncer, el VIH, la hipertensión arterial, la diabetes, los problemas renales, entre otras que colocan en riesgo de muerte a quien no puede ser tratado. Lo mismo ocurre con la escasez de insumos en los hospitales y clínicas, dada por la falta de divisas que impide la importante de materia prima y de equipos.
La crisis del sector salud ha sido denunciada desde hace varios años por los profesionales de la medicina, los representantes del gremio y los pacientes, desde hace varios años. Pero, en el 2014 ha alcanzado su máxima expresión, al punto de que es percibida por el ciudadano común debido a la escasez de rubros esenciales como el acetaminofén y las pastillas anticonceptivas, por citar dos ejemplos.
En declaraciones recientes, el presidente de la Federación de Farmacias (Ferfarven), Freddy Ceballos, señaló que “mientras el Gobierno no establezca un proceso ágil y expedito para entregar las divisas en forma suficiente y oportuna, continuará la escasez de medicamentos en el mercado venezolano”, afirmación que resulta lamentable para el país y que al mismo esboza una crisis más profunda para el año 2015.
Según el profesional, las fallas superan el 60% en los rubros de antihipertensivos, anticonceptivos, cremas para quemaduras, anticonvulsivos, inhaladores para el asma, entre otros.
La cantidad de rubros que se requieren en el mercado nacional, para garantizar una atención médica de calidad, es 45.000 rubros, de los cuales un 80% desaparece con frecuencia, según datos de Fefarven y la Avedem.
Este año se hizo cuesta arriba importar reactivos de laboratorio, prótesis de cadera, rodilla, fémur y materiales de traumatología, stens para cirugías, partes y piezas de respuesto para aceleradores lineales, resonadores, rayos X y mamógrafos, incubadoras de recién nacidos, monitores y ventiladores de soporte de pacientes, entre otros productos indispensables para la atención médica.
Mea culpa, pero sin soluciones
En el mes de agosto, el entonces ministro de Salud, Francisco Armada, admitió la existencia de “fallas en el suministro de algunos fármacos dentro del país” y aseguró que, por ese motivo, “se está realizando un seguimiento para detectar las causas y solventar a la brevedad posible esta situación”. Pero el funcionario fue removido en septiembre de la cartera y su puesto ahora es ocupado por la doctora Nancy Pérez, quien se encuentra de bajo perfil.
Con respecto a los medicamentos antihipertensivos, indicó en esa ocasión que era posible “que algún medicamento de una determinada marca comercial no exista, pero eso no quiere decir que ese principio activo no esté en el país”.
Entre huelgas y marchas
Desde el mes de febrero, los médicos residentes, internos y especialistas del Hospital Central Antonio María Pineda y el Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, emprendieron una serie de acciones para protestar públicamente por la falta de insumos, material médico quirúrgico y equipos.
Debido a la magnitud del conflicto fue necesaria la intervención de los funcionarios del Ministerio de Salud, la Dirección Regional de Salud y la Gobernación de Lara, quienes se comprometieron a solventar las necesidades de estos hospitales en un lapso de dos meses. Pero, en junio ningún acuerdo se cumplió y los doctores retomaron la huelga y agregaron un motivo adicional: las deudas acumuladas ante la falta del pago del 75% de aumento salarial a los médicos dependientes del presupuesto nacional.
Las consecuencias se tradujeron en la paralización de las cirugías electivas y de las consultas externas; los galenos se sumaron así al reclamo del personal obrero y administrativo.
“Las exigencias son claras. Estamos solicitando que se nos paguen las deudas completas porque estamos cansados de compromisos que no se cumplen”, expresó José Manuel García, en representación de los galenos.
El Colegio de Médicos del estado Lara, expresó por su parte que adelantaba los trámites para introducir ante la Inspectoría del Trabajo un pliego conflictivo que ampare a los profesionales de la salud en la continuidad de sus reclamos.
Sólo los pacientes de emergencias y los hospitalizados, son atendidos durante los conflictos. Al cierre del año una parte de las deudas habían sido canceladas y las consultas se reactivaron. Según la directora regional de Salud, María Teresa Pérez, los compromisos se irán honrando a medida que los recursos lleguen a la región.
Exámenes cuesta arriba
En 2014, la escasez de divisas afectó de forma negativa la importación de reactivos para los laboratorios y por ende la realización de algunos exámenes de sangre se hizo imposible.
Esta deficiencia fue denunciada en múltiples ocasiones en las páginas de este rotativo. Algunos servicios de bioanálisis optaron por prestar atención solo a los pacientes internos u hospitalizados y emergencias a fin de resguardar el inventario.
Mediante visitas a los laboratorios se supo que se registró escasez de reactivos para detectar el Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), para las pruebas de embarazo, gasometría (gases arteriales) y procalcitonina.
Además se corrió el riesgo de la desaparición de insumos para realizar exámenes básicos de hematologías completas y de placas o láminas para los urocultivos.
La escasez de las sustancias psicotrópicas o estupefacientes, que son medicamentos que se prescriben bajo estricto control médico, también se agudizó este año y constituyó un grave problema para los pacientes que las consumen, al ser rubros que bajo ninguna circunstancia pueden ser sustituidos.
El fenobarbital, de niños y de adultos, la carvamesapina, la morfina en ampollas, el demerol ampollas y algunos otros como los anticonvulsivos, en ampollas como en tabletas, figuran entre las medicinas indicadas en el renglón de los estupefacientes.
La situación dio pie al contrabando y a la importación no recomendada de estos medicamentos.
Clínicas asfixiadas
Raúl Acevedo, presidente de la Asociación de Clínicas del estado Lara, señala que la situación de estas instituciones durante el año en curso fue grave, difícil e incómoda.
“Desde junio de 2013 vivimos tiempos complicados por las regulaciones impuestas por parte del Gobierno, al imponer controles a los costos de los servicios que ofrecemos en el sector privado. A ese problema se nos suma la escasez de medicamentos, de material médico, el precio elevado de los insumos que se consiguen y la falta de repuestos para importar equipos médicos”.
Asegura que durante el 2014 las clínicas hicieron magia para mantenerse en funcionamiento, pese a las regulaciones impuestas al 70% de los servicios que ofrecen.
“El 2015 quizás será más difícil por el tema de la escasez de divisas y la caída en el precio del petróleo, lo que incidirá en la liquidación de los compromisos que mantiene el Estado con las clínicas. Entre el 50 y 60% de los ingresos de las clínicas llegan por la vía de los seguros de los funcionarios que laboran en las dependencias de todos los niveles de gobierno”.
El lado balance positivo es que “a la fecha las clínicas siguen funcionando, ninguna ha cerrado sus puertas”.