En el Pequeño Cottolengo la escasez de medicamentos, en especial los psicotrópicos, tiene gran impacto en la vida de los 117 adultos con diversidad funcional que reciben atención Integral.
A través de distintos espacios, el padre Teófilo Colvo, quien funge como director, ha dado cuentas de la penosa realidad que perjudica la salud de los beneficiados.
En esta oportunidad, comentó a EL IMPULSO que son aproximadamente 20 fármacos los que necesitan a la mano, así como también en reserva, para controlar las crisis epilépticas y otras alternaciones nerviosas que padecen las personas albergadas en este modesto hogar.
La lista incluye Tegretol de 200 miligramos (mg), Topictal (25 y 100 mg), Rivotril (0,2mg) o Clonac (2m), de igual forma Gardeal (100 mg), Olanzapina (5 y 10 mg), Akineton (2mg), Quetidin (200 mg),Dantoinal (100 mg) entre otros.
“Tenemos dificultades para encontrarlos, pero hacemos lo posible por obtenerlos, porque al menos la mitad los requiere. Los casos más serios no pueden ser controlados con medicamentos sustitutos, en cambio los más leves sí”.
Partida inesperada
Se pudo conocer que hace pocos días, falleció Lisa María de 39 años, una de las damas recluidas en el centro, tras sufrir complicaciones por falta de un anticonvulsionante.
Aparentemente, su situación era delicada, porque las convulsiones eran continuas, sin embargo, el cuadro empeoró a raíz de la ausencia del fármaco.
“Ella estuvo recluida durante una semana en el Hospital Central Antonio María Pineda. Los médicos la atendieron, allí fue sedada, pero nunca respondió” dijo consternado el sacerdote, por la inesperada pérdida.
A propósito, los cuidadores temen que otros beneficiados sean víctimas del desabastecimiento. Hasta el momento, uno de los muchachos está bajo observación, por cuanto en días pasados su salud se vio comprometida. “Lo llevamos a un recinto hospitalario y ya fue dado de alta” apuntó.
Con respecto al tema de los tratamientos, el entrevistado agradeció el noble gesto de la colectividad que ha hecho llegar hasta la sede algunas de las dosis imprescindibles para garantizar el bienestar del grupo. Al mismo tiempo, reveló que ameritan tenerlas en grandes cantidades pues más de la mitad de la población que recibe cuidados, los toma, motivo por el cual, solicitó el apoyo a laboratorios y droguerías para que en la media de sus posibilidades, envíen grandes cantidades.
Sin recursos ni esperanzas
El Pequeño Cottolengo recibió hasta el año 2009, los aportes económicos del Ejecutivo Nacional, desde entonces los problemas presupuestarios se agudizaron.
El representante de la Obra Don Orione, admite que en este momento es difícil mantener en pie el centro caritativo, pues los recursos asignados por medio de donaciones son insuficientes frente a los altos costos de los servicios, mantenimiento, pago de nómina y alimentación.
“Comprar comida es complicado. Nosotros no podemos hacer colas para adquirir un kilo de cada producto. En ese sentido la gente ha sido generosa: nos traen harina, pasta, arroz y verduras, es así como podemos solventar” aseveró.
El dinero recolectado de los bonos de la caridad y otras actividades benéficas son utilizados para los alimentos.
Regale una sonrisa en Navidad
Navidad es tiempo de compartir, dar alegría y amor al prójimo.
Bajo estos principios la gran familia del Pequeño Cottolengo, impulsa la campaña Regale una Sonrisa en Navidad.
Explica el padre Colvo que la idea es sensibilizar a la población, para que durante la celebración decembrina, apadrinen a los muchachos con una prenda de ropa o zapatos.
La iniciativa ha tenido la receptividad esperada por los organizadores. Los regalos son entregados en la sede con mucho cariño por los colaboradores, quienes conocen los detalles de las tallas y características físicas de sus ahijados, mediante una carta.
El pasado domingo, 14 de diciembre, algunos tuvieron la oportunidad de entregar los presentes durante la fiesta de Navidad.
