«Ese preso es mío, sólo yo lo veo».
Palabras, que según la tradición oral pronunció el general Eustoquio Gómez, presidente del estado Lara, durante la férrea dictadura gomecista, cuando la madre de un preso político le pidió que le permitiera ver a su hijo, que soportaba los grillo en las mazmorras de la cárcel denominada Las Tres Torres.
Pareciera que los tiempos se repiten, cuando Maduro prácticamente dice lo mismo, al referirse a Leopoldo López y demás privados de libertad injustamente. Con esas acciones monstruosas atenta contra el mandato constitucional y el debido proceso, valiéndose de un TSJ genuflexo y apátrida que no se ajusta a la ley.
Al parecer esos magistrados sólo son mandaderos, peones, serviles del moderno Eustoquio Gómez que se cree dueño del país, al extremo de desconocer el mandato de
las Naciones Unidas y sus órganos convencionales, respecto a la excarcelación de los presos políticos.
Se escandalizan porque el parlamento de USA aprobó la congelación de las cuentas bancarias y bienes, y la suspensión de visas a una larga lista de personeros de este nefasto régimen, por las violaciones de los derechos humanos. Andan chillando cual gallinas cuando ven a un zorro. Afortunadamente sólo falta un año para las elecciones parlamentarias. Los venezolanos, hastiados por tanto abuso, atropello y despilfarro económico votarán masivamente contra los destructores de la Patria.
Les llegó la hora de rendir cuentas. Compren alpargatas nuevas, porque lo que viene es joropo.
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