Una sociedad bien cohesionada “es una obra reformista y moderada” ha escrito el académico y estadista español Gregorio Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución de 1978 y quien fuera presidente del Congreso de los Diputados la primera vez que hubo mayoría socialista en esa cámara. Es en la introducción a su libro La España Civil, el cual dedica a quienes considera sus apóstoles, el poeta Antonio Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar” y a los republicanos Fernando de los Ríos y Manuel Azaña, de cuyas angustias en el establecimiento de un régimen de convivencia democrática y parlamentaria sabemos por la historia y porque lo dejó contado en sus Diarios, un proyecto en el cual se empeñó en meter a los socialistas, por entonces enredados en las disputas ideológicas entre revolución y reforma entre los liderazgos de Besteiro, Prieto y Largo Caballero, ya llamado “Lenin español” por áulicos que ya estaban pasados al comunismo . Peces-Barba dice de sí mismo que es “un socialista liberal que rechaza el extremismo, el fanatismo y la imposición”. Espécimen incomprensible, para vernáculos socialistas del siglo XXI, que consideran esas tres barbaries como si fueran virtudes teologales.
El cuento viene a cuento porque en la línea de Lo Afirmativo Venezolano, el importante libro de Augusto Mijares que nos invita a volver a creer en nuestra fuerza de pueblo, ha publicado Rafael Arráiz Lucca su nueva obra Civiles, en la cual nos habla de esos héroes de la ciudadanía cuyas hazañas no son exaltadas ni sus méritos reconocidos, porque no ocurrieron en el campo de batalla, aparentemente el único escenario para que un miembro de este pueblo pacífico se gane una placita.
Roscio, jurista y político de nuestra Independencia. El cura Madariaga del 19 de abril. Los sabios Bello, Vargas, Rojas, Alvarado y Gil Fortoul, compañeros estos dos en el Colegio Concordia de Don Egidio Montesinos en El Tocuyo. Artistas, Tovar y Tovar, Reverón y el arquitecto Villanueva, en cuyo arte se puede vivir. Intelectuales con pasión de Venezuela, Arráiz y Picón Salas. Dos escritores que se dejaron tentar por la política y se atrevieron a la aventura del poder, Gallegos y Uslar. Un empresario de espíritu pionero, Ricardo Zuloaga. Y varios líderes políticos, cuya lucha dio forma a nuestra contemporaneidad: Leoni, Betancourt, Caldera y Pérez.
Leerlo complace, provoca el pensamiento y educa.