La felicidad no cabe en la familia Angulo, pues gracias al trabajo de la División Nacional y Regional Antiextorsión y Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Alexis Angulo, de 40 años, pasará la Navidad y Fin de Año con ellos.
“Ahora estoy contento porque pasaremos el 24 en familia”, expresó la víctima, quien además no deja de agradecerle a Dios “pues volví a nacer”.
Tras una semana de cautiverio, el hombre recobró su libertad ayer a las 5:45 a.m., después que unos 20 uniformados llegaran a una zona montañosa, a unos dos kilómetros de la población de Río Claro, sector Las Tres Bocas, donde mantenían escondido a Angulo.
La comisión recibió la denuncia el pasado 12 de diciembre, cuando lo raptaron. Desde entonces una ardua investigación de campo los llevó hasta el cabecilla de la banda, identificado como Yhoan Pascual Vargas, de 43 años, y quien permanece en una silla de ruedas. Lo detuvieron el miércoles en la noche en el centro de Barquisimeto.
Al hombre no le quedó otra opción que confesar lo ocurrido e identificar a sus cómplices, por lo que minutos después lograron la aprehensión de José Javier Sánchez Méndez, de 30 años, Edmundo Antonio Pérez Ochoa, de 31 años y Marcelo Antonio Sánchez, de 54 años, quienes dieron pistas para llegar al lugar donde se encontraba la víctima.
“La comisión llegó al sitio y lograron el rescate efectivo. Alexis Angulo está sano y salvo”, informó el comisario Juan Carmona, jefe de región del Cicpc Lara.
“El sujeto que lo estaba cuidando para el momento hizo frente a la comisión pudiendo escapar entre la maleza del lugar”.
Los días más largos
Alexis Angulo está tranquilo y satisfecho por su rescate. Dice no temer en las calles ahora porque los efectivos detuvieron a los sujetos pero no olvida que esos fueron los días más largos de su vida. “No dormí nada pensando.
Estábamos a la interperie. El primer día nos acostamos en el suelo, después llevaron unas sábanas e hicimos unas hamacas; yo pasaba la noche sentado, a la mente me venían mis cuatro hijos de 18, 10, siete y seis años, además de mi mamá”, narra, mientras mira fijamente al horizonte como deseando olvidar ese terrible episodio.
“Hacía mucho frío y el domingo cayó un torrencial aguacero. Rebajé unos kilos… que lástima bajar así por subir y bajar ese cerro porque nos mudábamos todos los días ”.
No hubo maltratos
La víctima cuenta que el 12 de diciembre, a eso de las 5:30 a.m., iba saliendo junto a su hermano Antana Angulo a trabajar en su comercio en Mercabar. “Íbamos a pie a buscar el carro a unas cinco cuadras de la casa en Los Crepúsculos porque vivimos en una vereda. De repente cuatro hombres nos interceptaron, me taparon el rostro y me llevaron. Cuando me descubrieron los ojos, comenzamos a subir el cerro. Iba en medio de dos sujetos que estaban armados. Vi un río. Ellos me preguntaban que dónde estabámos y me parecía que Río Claro pero me aseguraban que era Sanare”.
Angulo es un hombre poco expresivo, sin embargo en su rostro se marca la felicidad que lo invade ahora. “Nunca perdí la esperanza ni la fe en Dios. Sabía que iba a salir de esto (…) No hicieron disparos esos días; tampoco hubo maltratos físicos o mentales, ellos decían que querían la plata pero que mi hermano estaba duro por lo cual iba a pasar el 24 y 31 allá”.