La agencia de notación financiera Fitch bajó severamente el jueves la calificación de solvencia de Venezuela, de «B» a «CCC», una categoría que designa los países para los que una suspensión de pagos es una «posibilidad real».
Fitch justificó esa decisión a causa de la vulnerabilidad del país latinoamericano ante la caída vertiginosa de los precios del crudo, que «erosiona la principal fuente de divisas» para su economía.
El petróleo representa el 96% de los ingresos en divisas de Venezuela.
La capacidad del país de encajar el ajuste se ve «limitada por el nivel relativamente bajo de sus reservas internacionales, los problemas de liquidez y el carácter restringido de las fuentes de financiación exterior».
La agencia recordó que el nivel de reservas de divisas de Venezuela representa actualmente la mitad de las que había en 2008, cuando se enfrentó a la última caída brutal del precio del crudo, y que el país, que no tiene acceso al mercado internacional de la deuda, dependía para su financiación exterior de China.
«No hay ningún indicio que permita decir que China aumentará su exposición más allá de la prolongación de los financiamientos existentes», advirtió Fitch.
La agencia recordó también la «inestabilidad macroeconómica» en el país con una inflación del 55% como media en los ocho primeros meses de 2014 y una recesión estimada en cerca del 4% este año.
Venezuela podría enfrentarse por todo ello a un periodo de «problemas sociales».
El canciller venezolano, Rafael Ramírez, intentó sin éxito en la última reunión de la OPEP convencer al cártel que baje su producción para que subieran los precios. Venezuela cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo.