En Venezuela, la fecha decembrina cambia su significado con cada año. Temporadas atrás las familias sólo se ocupaban de preparar la cena de la noche de Navidad o comprar los regalos de los seres queridos. En 2002 dedicaron sus días a hacer colas para abastecerse de gasolina y en este 2014, las colas parecieran ser el “pan nuestro de cada día”.
Por estos días, el centro de la ciudad se muestra con personas con bolsas en mano, no de regalos sino de productos de primera necesidad, los cuales “lograron” comprar luego de horas de permanencia en una cola, para la cual despiertan y se alistan muy de mañana.
Miembros de la familia comentan haber salido de vacaciones navideñas, sólo para hacer colas. La tradición de las hallacas, el pernil y los estrenos ha perdido importancia en los hogares venezolanos.
La historia se multiplica
Cada vez son más las personas que se suman a las colas. Salen de casa en familia, no para disfrutar, sino para alternarse los turnos en varias colas y lograr comprar los productos básicos, posibles.
A las 5:30 de la mañana salió del hogar, en El Tostao, María José Albornoz, madre de morochos, quien manifestó que entre cuatro y cinco días de su semana los emplea para comprar pañales. A pesar de que acude con las partidas de nacimiento de sus hijos, sólo le venden un paquete por cola.
Ayer a las 9:30 de la mañana logró entrar a una tienda ubicada en la avenida 21 con calles 24 y 25, para adquirir leche en polvo, su primera compra del día.
Con los brazos marcados con números que indicaban su ubicación en la cola, esperaba retornar a otros puntos del comercio, para adquirir los pañales, puesto que le comentaron que no habrá hasta el 20 de enero.
Relatan las madres que un paquete de 25 pañales aguanta sólo para cinco días. Compran las tallas que hayan, aunque esta no sea la que usa su hijo, puesto que el día de mañana pueden hacer “trueque” con algún conocido.
La historia se repite con otros nombres.
Necesidad y paciencia
“Hay que venirse de madrugaíta”, comentan.
Varias colas se forman en el centro de la ciudad. Leche en polvo, mantequilla, aceite, café, harina, papel higiénico, champú, jabón de baño y desodorante, son los productos de la casería.
El jabón de baño es el gran desaparecido de la temporada. Asombrada, Anailen Escalona, dice que lava la ropa de su familia con champú, lo que antes se podía considerar un lujo.
Ayer, establecimientos públicos y privados expendieron leche en polvo. Al consultarle a un usuario, adulto mayor, quien prefirió no identificarse, por qué sumarse a la cola de un PDVAL desde las 6:30 de la mañana, sin tener la seguridad que podría adquirir el producto, respondió que se trata de “necesidad”. Este día salió a hacer cola, aún con chicunguña, mientra sus hijos y nietos trabajaban.
José Rivas aseguró que para hacer colas, la primera herramienta es valerse de paciencia.
El modus operandi
Salen entre familiares y amigos, dispuestos en distintos puntos del centro de la ciudad. Apenas se forma la cola, llaman a sus compañeros de día para que se sumen al lugar.
Allí toman un número o se dejan marcar los brazos con el número del puesto que ocupan.
Para acudir a un día de estas compras, deben salir de sus casas con dinero efectivo en sus bolsillos, ya que los comercios que los expenden prefieren trabajar con este para agilizar el proceso.
Compradores como Patricia Soteldo, manifiestan que “toman dicho riesgo”, puesto que también pueden ser víctimas del hampa en el trayecto hacia el comercio o en la misma cola.
Juguetes desaparecidos
Jugueterías de centros comerciales, ofrecen los juguetes de marcas y publicidad en la televisión, que no fueron despachados en tiendas del centro de la ciudad. Padres de familia hacen cola para entrar a estos lugares y adquirir lo poco que se encuentra en existencia.
Alexander Torres, de Casa Monasterio, comentó que en julio realizó el pedido y que en septiembre recibió este incompleto; sólo el 20% de lo solicitado. De allí, que las personas no encuentren dichos productos en el centro de la ciudad.
No obstante, sigue ofreciendo los juguetes tradicionales. Los padres puede adquirir muñecas entre Bs. 180 y 3.700 y carros de juguete desde Bs. 330 hasta 4.500.
Por su parte, los vendedores informales se declaran preocupados, puesto que no han vendido tanto como esperaban. Una comerciante de la carrera 21, quien prefirió no identificarse, señaló que compraron mercancía a “los chinos” y que no han vendido ni siquiera un 30% de la mercancía.
Esperaban vender masivamente entre finales de noviembre y principios de diciembre, por el pago de las utilidades, pero no fue así. Guardaron sus esperanzas para los días siguientes al 15 de diciembre, pero las personas siguen sin comprar.
El monopatín lo ofrecen en Bs. 2.000, y el precio de la bicicleta, dependiendo del tamaño, puede oscilar entre los Bs. 4.000 y 6.000.
Yamilé Liscano, manifestó que “la cosa está dura”, puesto que ya no se vende como antes.
Las carnes de la hallaca
Ciudadanos también acudieron ayer a tiendas de la red pública de abastos en el centro, con esperanzas de comprar gallina, pernil o pollo pero no encontraron. Dicen que en el comercio privado, este es incomprable.
Carnicerías del centro, como la ubicada en la Venezuela con carrera 22, comentan que la afluencia ha sido menos de la esperada. Tampoco tienen pollo y en algunos casos deben ofrecer sustitutos para la carne de las hallacas o enviar a los compradores al mercado Terepaima
Quienes desean preparar sus hallacas con lo que encuentran compran el kilogramo de pulpa de marrano en Bs. 350 y de pulpa negra (res) en 220.
En las carnicerías no se aprecian colas, pero sí refrigeradores abandonados.
Cola para electrodomésticos
Una tienda de línea blanca y marrón, en el centro de la ciudad, vende desde el pasado jueves productos subvencionados, de Mi Casa Bien Equipada, en alianza con el gobierno.
Esta es otra cola que se suma a las calles comerciales en Barquisimeto. Allí duermen hombres y mujeres por igual, sobre cartones. Confiesan que entre ellos mismos se cuidan.
Comentó Gerardo Torrealba, que la noche del pasado martes la tienda recibió doce camiones de equipos y que esperan por comprar algunos de estos. Ellos mismos ayudaron a los trabajadores a descargar los camiones y confían que adquirirán al menos dos productos del gobierno.
A pesar de que el sistema funciona por terminal del número de cédula, los mismos usuarios se han organizado con listas, según el cronograma. Lunes (adulto mayor), martes (1 y 2), miércoles (3 y 4), jueves (5 y 6), viernes (7 y 8) y sábado (9 y 0).