Sin credenciales, portando chalecos rojos y con una actitud grosera, cinco funcionarios de La Superintendencia de Precios Justos (Sundee), arribaron a un local del centro de la ciudad para efectuar la respectiva inspección.
A las nueve y media de la mañana de ayer, el grupo de fiscales ingresó al comercio chino, ubicado en la carrera 22 con calle 21, con fines de verificar las facturas y el margen de ganacia de los productos, pero presuntamente, no lo hiceron de la mejor manera.
“Corrieron a los clientes, la gran mayoría vecinos de la zona que se sintieron amenazados por la autoridad” comentó Maikel Ponte uno de los trabajadores, quien también recibió mal trato y fue acusado de entorpecer las labores del personal administrativo.
Larga espera
La fiscalización se extendió por más de doce horas, los vecinos estaban sorprendidos por todo el tiempo que estuvieron los representantes del organismo en el recinto, sin ofrecer detalles de las irregularidades encontradas o las multas impuestas.
Varias personas se acercaron hasta el negocio, para constatar lo que ocurría, también para ofrecer su apoyo a la propietaria, ya que por lo general realizan sus compras en la referida instalación.
Al notar la presencia de los medios de comunicación en el sector, los inspectores se mostraron molestos y no quisieron ofrecer declaraciones oficiales.
Reconocen fallas
Una dama que cumple labores en el establecimiento, dijo que sí existen algunas fallas, por ejemplo algunos productos no tienen facturas y las personas que llevan la contabilidad no estaban presentes para ofrecer una explicación.
Aparentemente, esta era una de las razones por las cuales los fiscales de la Sundee se negaban a abandonar el área, que a su vez fue visitada por algunos voceros del consejo comunal del sector.
El silencio reinó durante todo el día y ante este “atropello” los trabajadores afirmaron que las perdida fue millonaria, tras el cierre técnico.