El papa Francisco alabó los «pequeños pasos» diplomáticos que llevaron a un reacercamiento entre Estados Unidos y Cuba, al expresar su alegría por el resultado de algo que ayudó a concretar.
«Hoy todos estamos felices porque vimos cómo dos pueblos que llevaban tantos años separados dieron ayer un paso para acercarse», dijo Francisco el jueves en sus primeros comentarios al respecto.
En palabras a un grupo de nuevos embajadores a la Santa Sede, Francisco dijo que la diplomacia es «un trabajo noble… de pequeños pasos, de pequeñas cosas que siempre terminan haciendo la paz, uniendo el corazón de los pueblos y la propagación de la fraternidad entre los pueblos».
Francisco jugó un papel crucial en acercar a Estados Unidos y Cuba, para lo que escribió a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el verano pasado, alentándolos a encontrar soluciones humanitarias a sus diferencias.
El pontífice ofreció que el Vaticano sirviera como facilitador y se logró un acuerdo allí en octubre. El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, un veterano diplomático, ayudó a sellar el acuerdo.
Parolin declaró a Radio Vaticano el jueves que los esfuerzos de la Santa Sede datan de hace varios años, pero que la participación de Francisco fue «decisiva».
«El papa lo ha dicho muchas veces, y me gustaría repetirlo: Cuando hay problemas es necesario tener un diálogo. Y mientras mayores son los problemas, mayor es la necesidad de un diálogo».
Además de Parolin _quien fue embajador del Vaticano en Venezuela, un estrecho aliado de Cuba, entre 2009 y 2013_ otro prelado de alto rango que se dice jugó un papel clave fue el cardenal cubano Jaime Ortega.
Ortega jugó un papel decisivo en la mejora de las relaciones entre la Iglesia católica y el estado cubano, oficialmente ateo, desde que se convirtió en arzobispo de La Habana en 1981. Ortega supervisó la visita de dos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y es una persona cercana a Francisco.