Legisladores republicanos y demócratas mostraron su oposición el miércoles al acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba anunciado por Barack Obama, acusando al presidente de conceder «todo» al régimen castrista y advirtiendo que el Congreso frenará cualquier esfuerzo para levantar el embargo económico.
El senador republicano Marco Rubio calificó el acuerdo entre Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, de «inexplicable», y dijo que sólo retrasará aún más la transición de Cuba del comunismo a un sistema democrático.
«La Casa Blanca ha concedido todo y ha ganado poco», señaló el cubano-estadounidense Rubio, visiblemente molesto.
Rubio espera convertirse en el nuevo presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores para el Hemisferio Occidental del Senado, y anunció que espera «un par de años muy interesantes», en los que habrá que abrir una embajada estadounidense en La Habana y designar un embajador.
«Tengo planeado usar todas las herramientas a nuestra disposición como mayoría, para revertir la mayor cantidad posible de estos cambios», dijo en referencia a los planes anunciados por Obama, que incluyen la flexibilización de las restricciones de los viajes a la isla.
Interrogado sobre qué hará el Congreso con el embargo comercial que existe desde hace más de 50 años, Rubio fue contundente: «Este Congreso no levantará el embargo».
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, también fustigó a Obama por ofrecer a Cuba la última de «una larga secuencia de concesiones sin sentido, a una dictadura que trata brutalmente a su gente y conspira con nuestros enemigos».
«Si hay algo que logra, es incentivar a los Estados que patrocinan el terrorismo», consideró.
Las críticas a Obama también vinieron desde filas demócratas. El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menendez, dijo que las acciones de Obama «han justificado el comportamiento brutal del gobierno cubano».
Menendez rechazó principalmente el intercambio de presos que acabó con la liberación de un cubano que realizó espionaje para Washington a cambio de tres espías cubanos condenados, así como la libertad del estadounidense Alan Gross, preso durante cinco años en la isla.
«Este intercambio asimétrico generará más beligerancia hacia el movimiento opositor cubano, y el aumento de la presión del gobierno dictatorial sobre su pueblo», señaló.
Tres legisladores estadounidenses, entre ellos el veterano demócrata Patrick Leahy, viajaron a Cuba para traer a Gross de vuelta a casa el miércoles.
Leahy advirtió contra quienes se «aferran a una política fracasada» de aislamiento.
«Eso no serviría ni a los intereses de Estados Unidos y su gente, ni al pueblo cubano», estimó el senador. «Es tiempo de que haya un cambio», agregó.