En las principales salas de cine del país, se estrenó Perdida, basada en el thriller que se convirtió en un best-seller de lectura obligada. La versión cinematográfica corresponde a David Fincher, y constituye una denuncia a nuestra moderna cultura de medios, además de mostrar a un típico matrimonio norteamericano, con todo y sus promesas poco fiables, engaños inevitables y comedia de humor negro.
La pareja clave de la historia, el ex escritor neoyorquino Nick Dunne y su ex “chica cool” y ahora esposa Amy, que hacen todos los esfuerzos por llegar a fin de mes en medio de la recesión del medio oeste, reflejan al matrimonio en la convivencia cotidiana. El día en el que cumplen cinco años de casados, Amy desaparece y se da realmente el conflicto, dando pie a un sinfín de dudas. Nick, envuelto en un halo de comportamiento dudoso, se convierte en el principal sospechoso. Amy pasa a ser el tema más comentado de unos medios frenéticos, una vez que la búsqueda por encontrarla viva o muerta se desarrolla ante la mirada de un mundo ansioso por revelaciones.
Si bien Nick y Amy personificaban la pareja romántica por excelencia, la desaparición de Amy tiene todas las señales del emblemático crimen doméstico estadounidense. Pero su desaparición se convierte en una especie de salón de espejos donde se espera que sean revelados un montón de secretos. Los eventos que se desarrollan están llenos de estremecimiento y complicaciones, pero hay preguntas que permanecen y que, con una precisión milimétrica, ponen el dedo en la llaga: ¿Quién es Nick? ¿Quién es Amy? ¿Quién de nosotros en cualquier matrimonio —y como sociedad— está preparado para quedar al descubierto y que se derriben los disfraces?
Este film está protagonizado por Ben Affleck, con Rosamund Pike, Neil Patrick Harris y Tyler Perry. El guión es de Gillian Flynn, basado en su novela. Los productores son Arnon Milchan, Joshua Donen, Reese Witherspoon y Cean Chaffin y los productores ejecutivos son Leslie Dixon y Bruna Papandrea. La música es de Trent Reznor y Atticus Ross.