En un régimen como el instaurado por el difunto Presidente, totalitario, despótico, autocrático, militarista, con rasgos pragmáticos de castrocomunismo, pensar que se adelante la elección presidencial es utópico, o “…son vapores de la fantasía”, como versara el bardo cumanés; y en verdad no es que creamos que sea posible, sino poner sobre el tapete una decisión política de transición que en cualquier otro país democrático, donde los Poderes Públicos funcionen como instituciones autónomas, la situación desgarradora en que se encuentra la Nación, llegando al clímax en la “segunda parte” de su período, hubiese sido causa suficiente para solicitar la renuncia del Presidente y llamar a elecciones como vía alternante a verificar las políticas de Estado, cambiar el rumbo y salir de esta inopia que nos carcome. Venezuela vive una situación tal, que bien pudiese presentarse dicho escenario realizándolo junto a las parlamentarias del 2015.
Si este régimen tuviese un cierto grado de talante democrático, quizás tomase este atajo como una forma de calmar la terrible angustia del pueblo venezolano, oxigenarse un tanto y dar un hálito de esperanza que trajeran vientos mejores. Pero todos conocemos lo antidemocrático de quienes nos desgobiernan, mantiene solo la fachada, y el apego al poder a toda costa, como parte del “legado”, y decretado y bien dirigido por los Castros. La gran mayoría de venezolanos ven y sienten con mucha pena la degradación a la que se ha llevado al país por conservar un poder hegemónico; los valores éticos, morales y ciudadanos en un estado de barbarie que coexisten en un importante sector de la sociedad de forma realmente alarmante, y en cuanto a la economía la gente entiende el drama en el quehacer diario, al vivir las penurias como consecuencia de la inflación, la devaluación, el desabastecimiento, aunado a la tragedia del sector petrolero; en fin la calidad de vida del venezolano desmejorada, y los usufructantes del poder igual deben sentir el desmoronamiento social e institucional que se percibe, pero aferrados al mismo poco importa el país y la generación venidera. El que la imaginación nos plantee dicha posibilidad, pudiese convertirse en realidad como experiencia vivida en otros países, más si se rumora que hay sectores oficialistas al borde de la incertidumbre existente. Bueno sería invitar a “Marea Socialista” a debatir la propuesta, ¡amanecerá y veremos…!
