Dándole continuidad a la reseña en torno al Seminario sobre Petróleo, Álvaro Silva Calderón alertó de los riesgos implícitos en los acuerdos suscritos por Venezuela con empresas extranjeras que han llevado al país a procesos arbitrales que, a su juicio, nos colocan en condiciones de desventaja. “Nos hemos globalizado comunicacionalmente, pero no económicamente. Seguimos dependiendo de las patentes que no las han transferido porque se hicieron acuerdos lesivos para la Nación. Los inversionistas están demandando a los Estados, que están en condiciones de desigualdad, por supuestos incumplimientos. Venezuela firmó 25 tratados que admiten el arbitraje durante el período de la apertura petrolera, en los años 90, eso atenta contra la soberanía de cualquier pueblo”, afirmó el catedrático.
Igualmente, Mazhar Al Shereidah, ofreció cifras históricas de la pugna por el control de los precios del crudo entre los miembros de la OPEP y el cartel de los consumidores energéticos más grandes. Habló de las incidencias del Consenso de Washington en la disminución del consumo y sustitución del petróleo “No OPEP” por el crudo controlado por la Organización de Países Exportadores del Petróleo durante el periodo neoliberal de finales del siglo XX. “La vida útil de las reservas mundiales ha subido, eso debería beneficiar a los productores, pero no es tan sencillo. La paz elimina las primas del miedo y la especulación, por eso surgen los fantasmas de la guerra en el Medio Oriente, que tanto beneficia a las grandes compañías”, destacó el especialista.
Por su parte, el economista Pedro Rodríguez Rojas, aseguró que Venezuela, lejos de ser un país petrolero, es rentista, “nació como rentista en 1944”. Dijo que la visión del Estado y los estrategas del desarrollo partiendo del aprovechamiento de la renta se dividió en sus inicios en dos vertientes: la capitalista, con Arturo Uslar Pietri y Alberto Adriani al frente; y la populista, distributiva del ingreso petrolero, con Rómulo Betancourt y Juan Pablo Pérez Alfonzo a la cabeza; ésta última es la que se ha mantenido en el tiempo. Una cosa es distribuir la renta a través del gasto social, que es el populismo, y otra es el socialismo” afirmó Rojas.
Cerró el ciclo del debate, Pablo Hernández, quien cuestionó los acuerdos de Venezuela con los gobiernos de Rusia y China para exploración y explotación en la Faja del Orinoco. A su juicio, esos tratados son una nueva afrenta a los intereses venezolanos. “No hay contradicciones entre Rusia, China y Estados Unidos, se necesitan, usan el petróleo como arma política, el centro de la geopolítica sigue siendo el petróleo. Es de tontos creer que a China llegan los 600 mil barriles diarios que se le entregan a los tanqueros de ese país en nuestros puertos, ellos lo comercializan a su antojo en las bolsas de Nueva York e Inglaterra”, dijo el estudioso del tema.
“Mucho se ha escrito y se escribe sobre el petróleo y sus influencias en la vida del país. Pero fundamentalmente sobre los aspectos económicos del fenómeno. Incluyendo la de los especialistas, la bibliografía sobre la materia, valiosa en otros sentidos, acusa la deficiencia de ignorar o subestimar los aspectos culturales del mismo, de particular importancia como factor de cambio de la manera de vivir los venezolanos durante los últimos cincuenta años”. Así razonaba un apasionado del tema, en 1968: el profesor Rodolfo Quintero.
Hoy, al cumplirse cincuenta años más de explotación petrolera en el país, advertidos permanentemente acerca del manejo del negocio y con los resultados alcanzados por los distintos gobiernos, sin excepción, la recurrencia de la crisis apuntala una respuesta a la interrogante de cuánto sabemos los venezolanos de petróleo, o hemos aprendido, para ser indulgentes con la ignorancia.
