Una cualidad maravillosa con la cual Dios dotó al hombre y a la mujer, es la capacidad para elegir, escoger y tomar decisiones. Es por ello, que de nosotros depende establecer nuestros estados de ánimos. Cuenta el escritor M. Finley la experiencia de Sandra, una joven señora que se acercó al pastor de su iglesia y le planteó la difícil situación por la cual estaba pasando su matrimonio. Estaba abatida, por cuanto su esposo solo tenía palabras de crítica y cuestionamientos para ella. No veía nada positivo, sino que permanentemente asumía una pose de desdén y eso la había sumido en un estado depresivo.
El pastor entonces logró concertar una entrevista con Joe, el esposo, con quien habló bastante y le hizo saber la situación por la cual estaba pasando su esposa. Gracias a Dios pudo entender la situación y se mostró ganado para colaborar. Fue así como el pastor le hizo una simple recomendación. Le dijo que anotara en un papel 10 cualidades positivas que él veía en su esposa y le agradeciera a Dios por ellas Que lo hiciera dos veces al día en oración. Una por la mañana antes de salir y otra al regresar del trabajo a su casa por la tarde-noche. Lo cual aceptó de buen gusto debido a que su matrimonio se estaba desmoronando.
Joe comenzó a priorizar las cualidades positivas de Sandra. Cada día agradecía a Dios por las actitudes y conductas que más le agradaban y se apartó de las críticas y cuestionamientos que permanentemente le hacía por aquellas que le molestaban. Decidió trabajar con su mente, sus pensamientos y ponerlos en paralelos con la bendición de Dios. Pronto se dio cuenta que su esposa estaba cambiando. El estado depresivo como se encontraba iba desapareciendo y se mostraba más alegre y afectuosa. Y a medida que él seguía agradeciendo a Dios por ella, ella crecía en respeto propio y motivación. Para la gloria de Dios, con una sencilla “fórmula”, Sandra pudo salir de su estado depresivo y se salvó su matrimonio.
Si todos, pudiéramos agudizar nuestro intelecto y meditar más en la Palabra de Dios cuando dice “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”Mat.7:12. La vida fuera más agradable. Las relaciones interpersonales fueran hermosas y edificantes. Eliminaríamos situaciones diarias que agobian nuestra existencia. Solo un poco de gratitud será suficiente para expandirla y que otros sean contaminados por ella. Observe lo que Dios dice. “La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra”Prov.12:25. “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” Prov.15:23.
En estos días decembrinos. Cuando el carácter se hace más permeable y sensible. Aproveche y pida a Dios le cambie. Que Ud. pueda ser más amable y cariñoso. Que de su boca salgan palabras de elogio y reconocimiento para su cónyuge, hijos y familiares en general. Y si es posible, para quien le rodea. Seguro, el principal beneficiado será Ud. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!
