Sabor agrio y dulce. Deportivo Lara esquivó la derrota y extendió a ocho la cadena de partidos sin perder gracias al gol del enrachado Edgar Pérez Greco, tras el empate 1-1 en la agonía del compromiso, pero -gran realidad- al ceder puntos en casa, dejó escapar la oportunidad de rebasar en la clasificación a un rival directo como Tucanes y terminar el torneo Apertura, del que resta una jornada, más arriba de la quinta plaza, situación que no deja de tener trascendencia con un club que aspira entrar a una competición internacional por la vía de la serie presudamericana.
Es otro empate agridulce, porque, como ocurrió hace dos jornadas, en otra presentación como local, vino de atrás para nivelar la pizarra y salvar al menos un punto. Historia parecida a lo que pasó en el duelo contra Táchira.
En lo numérico, no es bueno el resultado, más allá de que el tanto del pacto haya llegado en las últimas pelotas. Pero, sin mirar netamente el resultado, la sensación que dejó el equipo fue positiva, porque jugó mejor que el rival, tuvo claridad en el último cuarto de cancha, dispuso de variantes y recursos en ataque, con buen trato de balón, pero le faltó dar los golpes clave cuando tenía al conjunto de Amazonas contra las cuerdas y quedaba tiempo para remontar.
Situaciones de gol no le faltaron. Fueron varias y claras. Es una situación distinta a aquella en la que un equipo se encuentra con una muralla defensiva y se queda sin respuestas. No ocurrió eso con el conjunto rojinegro. Encontró los caminos y llegó con propiedad, pero en unas fue el portero Carlos Salazar quien ahogó el grito de gol y en otras la defensa, como en aquel pasaje cuando un defensor sacó la pelota en la misma línea. Y el gol, después de tanto buscarlo, llegó, al 90+4, obra de Pérez Greco. Apareció muy tarde y la remontada era una tarea prácticamente imposible. Pero el gol -despojados de cualquier parcialidad- hizo justicia, porque era una “crueldad” que Tucanes, haciendo tan poco, con su esquema en que atacar estaba “prohibido”, se llevase un premio tan gordo.
Así que malo el resultado, porque en casa la obligación es ganar, pero buena la propuesta del equipo y la respuesta ante el tanto encajado -producto de una desatención- con buen juego, pero sin poder propinar el golpe definitivo.
Queda con la moral en alto y el ánimo por las nubes para hacerle frente al último partido del semestre, la visita del domingo frente al Deportivo Anzoátegui, al que desplazará de la sexta casilla en caso de sumar los tres puntos en Puerto La Cruz. La tarea de ganar en suelo portocruzano no parece, en absoluto, imposible. Difícil, sí, pero no imposible. Y puede terminar, incluso, quinto, si combina un triunfo suyo con una caída de Tucanes, que enfrenta al Deportivo La Guaira, uno de los tres equipos involucrados en la lucha por el título.