En distintos hechos fueron asesinadas dos personas, la primera de ellas la noche del sábado en Tierra Negra, al este de la ciudad y la segunda víctima en El Trompillo, en la zona norte de Barquisimeto.
Lo llamaron en la puerta
Miguel Antonio Uribe Rangel, de 36 años de edad, se ganaba la vida como vigilante, prestaba sus servicios a una compañía por la avenida Circunvalación Norte. El sábado estuvo libre, por lo cual salió con Maryori Franco (esposa) y sus hijos, de 7 y 8 años de edad, al centro, para algunas compras navideñas.
Luego del mediodía la pareja salió, en compañía de los suegros de Uribe a un cumpleaños. Mientras estaban en la fiesta de dos a tres llamadas recibió. Alguien le preguntaba a qué hora regresaba y él decía que ya iba, que le dieran 10 minutos.
Maryori Castillo cuenta que su yerno llegó a su casa a eso de las siete de la noche y al rato se apareció un sujeto quien le preguntó a su hija por su esposo. Ella nunca lo había visto, pero entró a la casa a decirle a Uribe, que alguien lo buscaba.
El vigilante salió, pero antes venían sus dos hijos. El hombre, al ver que quien estaba en la puerta desenfundó un arma, procedió a resguardar a sus hijos, pero aún así fue baleado. Al menos tres heridas presentó: dos en el pecho y una hacia la cabeza, lo hicieron caer, a dos metros y medio de la puerta de la casa.
El asesino se fue sin dejar rastros. Maryori, desesperada, salió corriendo por los caminos de tierra pidiendo ayuda, que a su esposo lo habían matado, mientras el vigilante mal herido quedaba con sus dos pequeños.
De inmediato vecinos y familiares se movilizaron para auxiliarlo y aunque fue trasladado hasta el Hospital Antonio María Pineda, falleció.
La suegra de la víctima cuenta que era de Caracas. Desde hace quince años se vino y tenía nueve años con su hija. Nunca tuvo un mal comportamiento; no saben qué pudo haber ocurrido. La víctima fatal deja cinco hijos huérfanos: tres que se encuentran en Caracas (dos mayores y uno de 16 años, de los que siempre estaba pendiente), y los dos pequeños quienes presenciaron su muerte.
Un solo tiro
La segunda víctima fatal fue identificada como Luis Gregorio Castro Garcés (30). El joven estaba compartiendo la noche del sábado con su esposa y su pequeña de cinco años. A la niña le dio sueño y las fue a llevar a su casa. Regresó a seguir tomando en casa de unos amigos.
A la medianoche llamó a la dama para decirle que en un rato iba. A las tres de la mañana, cuando ya retornaba a su hogar, dos sujetos en una moto lo interceptaron en la calle El Olvido, de El Trompillo, y le dispararon en la cabeza.
El fallecido era albañil. Su tío Antonio Garcés, no se explica qué pudo haber ocurrido, pues su sobrino era una persona muy humanitaria y no tenía problemas con nadie.