Las universidades autónomas han estado imposibilitadas en los últimos años para renovar sus autoridades a través de elecciones, sumado al déficit presupuestario que ha traído como consecuencia menor profesionalización en los egresados, explicó Manuel Rachadell, doctor en Derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
“Las universidades tienen un acoso, la inseguridad es otro grave problema que no ha podido ser resuelto y más bien ha empeorado. Tenemos 92 denuncias en Fiscalía y sólo dos han sido resueltas y calificadas como delincuencia común, pero del resto nada”, señaló quien también fuese consultor jurídico del Consejo Nacional de Universidades (CNU).
En el caso de Caracas, comentó que han tenido reuniones con representantes del Ministerio del Interior y Justicia para que exista una vigilancia policial permanente, pero empiezan bien por unos días y luego no vuelven.
“Ofrecimientos de perros entrenados en la lucha antidrogas, motos para hacer el patrujalle interno, y otros, quedan solo en promesas, porque ninguno se ha cumplido”, acotó.
Presupuesto deficitario
Cada año, por parte del Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, solicitan el presupuesto a las universidades, desde donde sus autoridades entregan en detalle los gastos y la inversión necesaria para el año siguiente. Sin embargo, al menos en los últimos diez años no ha sido aprobado en su totalidad, sino en 30% aproximadamente, lo cual trae como consecuencia que deban hacer una restructuración, dejando por fuera múltiples actividades, como la investigación universitaria, reactivos para laboratorios, bibliotecas y profesionalización de los docentes en el exterior.
“Es cierto que durante el año entregan créditos adicionales, pero normalmente es cuando decretan aumentos de salarios. No hay ajuste por inflación”, explicó Rachadell.
Sueldos de miseria
Manuel Rachadell refirió que los estudiantes de postgrado en el exterior, que se fueron por becas, ahora no tienen acceso a las divisas y muchos han debido regresar, dejando doctorados inconclusos. Otros más osados, han trabajo incluso de mesoneros para así volver con sus estudios culminados.
Ahora bien, como explica el docente universitario, el profesional venezolano es solicitado en otros otros países por su alta calidad, más aún cuando tienen estudios de cuarto nivel.
Ejemplos de egresados venezolanos que trabajan en el exterior, en altos cargos en universidades o empresas de distintos ramos, son innumerables.
“Es triste, que después de pasar años estudiando, vengan al país a ganar un sueldo de miseria”, precisó Rachadell.