A propósito del centenario de la explosión del pozo Zumaque I, hito iniciador de la exportación petrolera en Venezuela, el programa de Desarrollo Humano de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, con el auspicio del Banco Central de Venezuela y de la Fundación Buría de Barquisimeto, recientemente organizó el I Seminario Nacional Energía, Petróleo y Globalización.
El economista Carlos Mendoza Potellá, abrió el debate. Explicó que la geopolítica mundial del petróleo, título de su conferencia, nace en el contexto de expansión del capitalismo industrial y la pugna de las naciones imperiales por el control de energía, que desde inicios del siglo XX impulsó el uso de motores de diesel que suplieron a los viejos motores de carbón. Inglaterra, Estados Unidos y Holanda se “repartieron” las principales fuentes energéticas del mundo, ya ubicadas entonces en Venezuela y en parte del para entonces decadente Imperio otomano.
En poco más de medio siglo, el poder de las grandes compañías como la Shell, British Petroleum, Standard Oil, Texaco y Gulf, se sobredimensionó gracias a la acumulación de capital que les hizo fusionarse en algunos casos y captar otras formas de negocio como la banca, comercialización de alimentos y hasta electrodomésticos, pero la globalización trastocó la dinámica económica de la era de la posguerra. “A partir de los años 70 el capitalismo financiero desplazó paulatinamente al industrial, la tecnología mecánica quedó rezagada por la microelectrónica y eso ha traído consigo una disminución del consumo energético. Cae la demanda, pero se descubren más reservas, países como China y el resto de los llamados BRICS, (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) reclaman su ‘pedazo de torta’ en un mundo con nuevos actores con poder de decisión”, dijo el ex diplomático.
Mendoza Potellá, desestimó la versión de que Estados Unidos pueda prescindir del crudo venezolano y autoabastecerse totalmente de energía, a pesar de que ha encontrado nuevas reservas en su subsuelo. A su juicio, el proceso de extracción de petróleo de las rocas de lutita (no de esquisto, como se ha anunciado) y la posterior refinación es muy costoso y poco sustentable -lo que aunado a la fuerte resistencia de grupos ecologistas debido a lo degenerativo que es para el ambiente este sistema-, hace que continúe la dependencia de los norteamericanos del combustible externo.
A ello debe sumarse que la alternativa nuclear es muy riesgosa y según Mendoza Potellá, las principales fuentes energéticas seguirán siendo el petróleo, el gas natural y el carbón durante las próximas cuatro décadas. Las reservas mundiales -y eso hace apetecible a nuestro país-, están ubicadas de la siguiente manera: 60 % en el Medio Oriente, 20 % en Venezuela y el restante, distribuido en otros países, distantes varios de ellos entre sí.
El cruce de impresiones acerca del debate, con el profesor Francisco (Larry) Camacho, moderador del evento y coautor de estas líneas, en nuestra opinión deja en claro dos aspectos: 1.El mundo seguirá dependiendo del petróleo durante décadas. 2. Los venezolanos sabemos muy poco de petróleo.