Quienes operan o son usuarios frecuentes del viejo Terminal de Pasajeros de Barquisimeto, no pueden menos que pensar en que hay funcionarios interesados en brindarle la peor imagen a los visitantes.
Esporádicamente se anuncian operativos de limpieza y recuperación de las capas de rodamiento o los andenes, y si bien se llevan a cabo con interés, los resultados duran muy poco pues a los pocos días las instalaciones presentan, nuevamente, aspectos nada agradables.
Los desperdicios se observan por todas partes, pues muchos viajeros, carentes de conciencia ciudadana, no se molestan en buscar los recipientes que se supone deben existir en los andenes para colocar papeles, vasos o restos de comidas.
Pero el mayor monumento a la desidia imperante en ese centro de distribución de viajeros está en plena salida.
Se trata de un basurero de inmensas proporciones donde, usuarios, comerciantes vecinos y el mismo personal del terminal, coloca las bolsas de basura a la espera de que pase el camión recolector de Imaubar para retirarlas.
Este lunes no fue la diferencia porque conforme transcurrían las horas la montaña seguía creciendo, y por ende las moscas, otros insectos, y ratas atraídas por los malos olores que de ella surgían.
En varias oportunidades se ha anunciado la colocación de contenedores suficientemente capaces de recibir los desperdicios que a diario allí se generan, pero todo se ha quedado en el anuncio.
Este lunes, además de la montaña de basura también existía un bote de agua que, de acuerdo a denuncias, impedía el normal suministro a los comercios y otras áreas del centro.
Pero la falta de atención al terminal no queda ahí, porque a un lado, en la carrera 24, hace varios días llegó una cuadrilla de obreros para tapar una extensa zanja que impedía el normal tránsito automotor.
Abrieron más el espacio a reconstruir, vaciaron uno o más camiones de granzón y se fueron, agravando aún más el congestionamiento de vehículos, carros, camionetas, busetas o autobuses que por allí circulan diariamente.
Ahora ese congestionamiento se ha agravado y los conductores no saben hasta cuando tendrán que esperar para que el trabajo de reconstrucción de la capa de rodamiento se reanude.
“Sería bueno que el alcalde viniera por el terminal para que se entere personalmente de las fallas que están presentándose”, manifestó el chofer de una buseta mientras trataba de abrirse paso por la congestionada vía.