Venezuela no puede seguir andando de espalda a los retos de la economía global del Siglo XXI, asegura el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios, en la Declaración de Puerto Ordaz, que recoge las principales conclusiones de la 43 Asamblea Anual de la organización gremial.
En Consecomercio, consideran que sin una economía capaz de integrar los esfuerzos incentivadores del Estado, la voluntad emprendedora de los ciudadanos y el aporte productivo de los trabajadores, difícilmente, Venezuela podrá superar las causas estructurales que hoy está provocando la recesión económica, la inflación galopante y la ausencia de nuevas inversiones privadas.
Advierten en el documento que los venezolanos tenemos que trabajar en la reactivación de la diversificación económica y admitir, con humildad, que erramos al salirnos del camino de convertir el ingreso petrolero en el motor transformador de la fuerza productiva venezolana. Se desatendió la importancia de recurrir a una estrategia renovadora, transformadora con diferentes proyectos de avanzada. Asimismo, que con errores y equívocos de esta magnitud, también hemos condenado a millones de compatriotas a vivir en la pobreza, huérfanos de esperanzas y sin expectativas de llegar de beneficiarse alguna vez de vivir en un ambiente de bienestar.
Agregan que seguramente, a muchos les extrañará que Consecomercio esté concluyendo la celebración del Día Nacional del Comercio y los Servicios, con un pronunciamiento institucional de este tipo. Y es comprensible que así sea. Porque la mayoría de los comerciantes formales venezolanos hoy está ocupada es en diseñar fórmulas gerenciales para salvar sus empresas, de subsistir en el medio de inflación, inseguridad, pobres inventarios y la rigidez de controles de precios y de cambio sustentados en leyes que maltratan a los consumidores. 0tros, inclusive, no saben cómo seguir su lucha diaria en el medio de fallas eléctricas, la carencia de divisas, el desplome de la demanda, la pérdida de sus líneas de crédito, fiscalizaciones, la inseguridad jurídica y la inamovilidad laboral.
Nos inquieta el 2015. Nos preocupa el 2016. Pero también confiamos en que la propia realidad que hoy agobia a todos los venezolanos, influya de manera determinante en la necesidad de promover soluciones, a partir de las decisiones que exige la gravedad de los problemas económicos, sociales y políticos que hoy colman a Venezuela de incertidumbre.