Muchas pueden ser las situaciones de la vida que pudieran producir un estado depresivo en las personas. Sobre todo en este país, el cual ha desembocado en situaciones socio-económicas bastantes difíciles y lamentables. Pero nada como estar preso y sin tener culpa de ello. Sin embargo, aferrarse de Dios y de su Palabra puede hacer la diferencia. Por cuanto podemos elegir establecer una relación de adoración, agradecimiento y alabanza permanente, que fortalezca nuestros pensamientos y nos llenen de esperanza, a pesar de la situación por la cual estemos pasando.
Después de la caída de la Unión Soviética, salieron a la luz pública gran cantidad de historias protagonizadas por cristianos que estuvieron en cautiverio debido a sus creencias. El régimen comunista se encargó de perseguir de manera inclemente a hombres y mujeres que no escondieron sus convicciones. Una de esas historias, es la del pastor encerrado en una celda con 70 criminales endurecidos y obstinados, que representaban un peligro latente para este hombre de Dios. Cuentan, que el domingo de Pascua, este pastor pidió le concedieran el privilegio de cantar un himno de alabanza a Dios por esa importante fecha frente a sus compañeros de prisión. Sucedió, que todos guardaron un silencio impresionante y al terminar de cantar, todos se quedaron quietos, como a la expectativa, por lo cual el hombre siguió cantando canciones e himnos de alabanzas con gran devoción. Dicen, que cantó durante una hora. Y como todas las miradas seguían sobre él, cantó durante otra hora más. ¿Cómo les parece?. Sin ninguna duda, este hombre y todos los demás que escuchaban atentos las alabanzas, sintieron la presencia de algo superior, sublime y poderoso que por 2 horas o más les trajo una paz que sobrepasaba todo entendimiento humano. Y eso, era la presencia del ESPÍRITU SANTO.
Hay un poder espiritual cuando alabamos a Dios con el canto de adoración, suave, sublime y no estridente. No es simplemente una catarsis sicológica, como pudiera razonar cualquier “experto” en ciencias de la mente. ¡No!.Alabar a Dios eleva nuestros espíritus, revitaliza nuestra vida espiritual y resquebraja cualquier estado que pueda parecer depresivo. Eso lo confirma el mismo Dios con las expresiones del salmista. “Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán”Sal.63:3. “Nada tiende más a fomentar la salud del cuerpo y del alma que un espíritu de agradecimiento y alabanza” Elena de White. Libro El Ministerio de curación.
“Si Cristo se manifiesta en nuestro interior, como esperanza de gloria, tenemos una esperanza en Dios. Como consecuencia, lo alabaremos. Así que, en lugar de hablar palabras tristes, y contar nuestras pruebas y aflicciones, agradezcamos a Dios de que podemos hablar, y resolvamos tratar de glorificar su nombre” Libro Mensajes Selectos. Elena de White. En un mundo sin esperanza y en una situación sin salida satisfactoria, probemos acercándonos a Dios en oración y alabanzas. Seguro sentiremos un cambio . ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.