Jorge Luis Borges se preciaba de ser antes que escritor un consumado lector. Andrés Bello, siempre tan introspectivo, tan tímido, parece que nunca se ocupó de un oficio que fue por encima de todo el de un consumado lector. Sin embargo, referirse a la inmensa obra escrita dejada por Bello, no se puede menos que confirmar su pasión por la lectura. Bello, el patriarca de las letras americanas fue prolífico en todos los géneros: filósofo, historiador, gramático-lingüista, crítico, periodista, internacionalista, “Maestro” poeta.
El discurso pronunciado el 17 de septiembre de 1843 con motivo de la instalación de la Universidad de Chile, lo consagra como el hombre más sabio e ilustre de América.
Como filósofo escribió: Filosofía del Entendimiento, obra en la cual destaca, para mi gusto, el tema único: “las ideas signos”. En cuanto a la historia, escribió Resumen de la historia de Venezuela, donde esperanzadoramente comienza: “En los fines del siglo XVII debe empezar la época de la regeneración civil de Venezuela”. Fue el primer libro impreso de Bello.
Más que gramático fue un lingüista, aunque esta denominación para los estudiosos de la lengua de entonces no era de uso. Bello es el único lingüista que ha dado una originalísima denominación de la lengua. “El habla de un pueblo, dice don Andrés, es un sistema de signos artificiales. Nótese que hace énfasis en el habla y no en el sistema.
Como legislador escribió para Chile el Código Civil. En la tarea de crítico destaca su enjundioso trabajo acerca del “Uso antiguo de la rima asonante en la poesía latina de la Edad Media” y el destacado trabajo de mucho saber que escribió sobre la gesta del “El cantar del mío Cid”.
Se había iniciado en Caracas como periodista escribiendo para las escasas publicaciones de entonces; en Inglaterra desarrolla una amplia actividad intelectual, crea dos publicaciones: La biblioteca americana primeramente y un tiempo después: El repertorio americano. En ellas da a conocer sus dos extensos poemas: Alocución a la poesía y La agricultura de la zona tórrida.
En Chile hasta sus últimos días escribió crónicas para el periódico El Araucano,además de otros medios. En su actividad lírica fue un distinguido poeta.
Hemos entregado a nuestros lectores un apretado resumen de la actividad intelectual de nuestro eximio compatriota don Andrés Bello, para demostrar que un hombre que haya destacado con sobrado conocimiento sus labores intelectuales, no se debe menos que admitir que fue un ser muy cultivado. Es decir, cuánto no debe haber leído Andrés Bellos para descollar con éxito en las múltiples actividades en las cuales se destacó.
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