Colombia aguarda con expectativa este martes la anunciada liberación de dos soldados en poder de las Farc, previa a la entrega prometida de un general del Ejército que el gobierno reclama para reanudar el proceso de paz.
La Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (Farc) deben entregar a los soldados profesionales Paulo César Rivera, de 24 años, y Jonathan Andrés Díaz, de 23, retenidos el 9 de noviembre tras combates en una zona rural de la localidad de Tame, en el departamento de Arauca (este, fronterizo con Venezuela).
Los familiares de los militares, miembros de la Brigada Móvil No.34, adscrita a la Fuerza de Tarea Quirón, una unidad especial de combate a grupos ilegales, confían en que las Farc cumplan su promesa de devolverlos sanos y salvos.
«Hemos estado orando y pidiéndole a Dios por un pronto regreso de él y de todos los demás secuestrados», dijo César Rivera, padre de uno de los cautivos desde El Carmen de Bolívar, en el caribeño departamento de Bolívar (norte), a la cadena Caracol Televisión.
En La Virginia, Risaralda (centro-oeste), los parientes del soldado Díaz sólo esperan la llamada de las autoridades para viajar a recibirlo. «Que vuelva pronto», reclamó su tía, Marcela Franco.
Los operativos militares en la región de Arauca ya fueron suspendidos siguiendo el protocolo dispuesto para la liberación, pactado con mediación de Cuba y Noruega, garantes del proceso de paz, y facilitada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
La portavoz del CICR en Colombia, Laura Gómez, declinó dar detalles del procedimiento que busca garantizar la seguridad de todos los involucrados. «Cuando las personas estén en nuestro poder lo haremos público», se limitó a decir a la AFP.
Las Farc también se comprometieron a entregar al brigadier general Rubén Alzate, el oficial de más alto rango capturado por este grupo insurgente en 50 años, así como el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, retenidos el domingo 16 en el remoto y selvático departamento de Chocó (oeste), en la costa del Pacífico.