El trabajo creador

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El trabajo es una forma de liberarnos, de desprendernos de nuestro yo y centrarnos en la creación. Cuando se trabaja con entusiasmo, amor, perdemos la noción del tiempo y del espacio. Es una especie de estado ideal, que se refleja en la obra. Si desde niños nos enseñaran que se debe hacer sólo lo que nos satisface, entonces, seríamos libres y más felices.

En la infancia, deberían orientarnos para que se asuma el trabajo como una tarea que da felicidad, y no necesariamente, dinero. Siempre se instruye para obtener ganancias, pero no para ser felices, que es lo importante. Esa es la mejor ganancia que debemos obtener. No tiene por qué ser un castigo, ni algo engorroso que nos cause penas. Esto ocurre, cuando no estamos usando nuestros talentos, ni realizando la misión de vida. Es preferible, que una sola persona sea infeliz a que muchos sufran por su causa. Cuando alguien realiza una labor y la está haciendo por el dinero y no por vocación, lo hace a disgusto, amargado, con rabia, malestar que se traduce en el trato o servicio que está prestando. Estar en la ocupación equivocada se nota mucho, es como estar con un marido por compromiso. No se puede ocultar, se filtra por los poros, los gestos, la postura, la voz denota el malestar que se siente por estar en ese cargo. Ocurre lo contrario cuando trabajamos por vocación. La actividad fluye, todo sale perfecto, no nos cansamos.

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El trabajo no nos agobia, sin importar lo rudo que sea. Estamos realizando lo que nos gusta, nos sentimos plenos. El trabajo es liberador porque nos permite ayudar a otros y a su vez, ayudarnos a nosotros mismos. En la medida en que hacemos felices a otros, somos también nosotros, sin importar lo que nos paguen por ello. Vivimos en un mundo material, donde requerimos del dinero para comprar lo básico: comida, ropa, vivienda, pero también es cierto, que el dinero no es todo en la vida. Cuando nos ganamos esa plata por medio de un trabajo liberador, ésta se multiplica, no hay escasez.

Jesús vino a enseñarnos lecciones, no nos envió un libro para que leyéramos las instrucciones, sino a dar testimonio con su ejemplo. Vino a servir, no a ser servido, a ayudar directamente a la gente. Él necesitaba comer, una logística para ir de pueblo en pueblo, no cobró por sus servicios, porque llevó una vida austera, con lo mínimo de cosas materiales y con lo máximo de trabajo espiritual. Necesitamos realizar obras por una remuneración justa, pero también es acertado que hagamos labores sin recibir nada a cambio, es un deber realizar trabajo social. Eso es una demostración de amor puro, de dar sin esperar recibir nada a cambio. Si todos realizáramos un trabajo con amor, pasión, entrega total y no recibiéramos nada a cambio, nos elevaríamos espiritualmente, sería más beneficioso para todos. Las relaciones de dinero en el mundo cambiarían. No se trata de eliminar el materialismo, sino enfocarnos en la vida espiritual, que son dos cosas diferentes.

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