En mis clases de Derecho Internacional Público que dicto en la Escuela de Derecho de la UFT, siempre cito que la última vez que un relator de la ONU para investigar casos de violación de Derechos Humanos (DD HH) pudo entrar a Venezuela en misión oficial fue en junio de 1966. Esa debería ser una práctica normal en un país con instituciones democráticas que no tiene interés en ocultar los abusos ni los mantienen como política de estado, al menos por aquello de “quien no la debe, no la teme”. Además, porque gobierno e instituciones del Estado, deberían tener interés en corregir las situaciones irregulares e indeseables en materia de DD HH.
Pinochet, por ejemplo, jamás permitió el ingreso a Chile de ninguna comisión de DD HH de la ONU ni de la OEA. A todas las bloqueó en sus 15 años de dictadura militar, igual como los hermanos Castro nunca han permitido esas misiones en Cuba. Los “argumentos” de Pinochet eran dos: Que los organismos de DD HH eran “agentes del comunismo internacional”. Que esos organismos internacionales “pretendan violar la soberanía nacional” y que “no permitiremos la injerencia extranjera en los asuntos internos soberanos de Chile”. Suena familiar esto…
Igualitas, pues, a las coartadas del gobierno “revolucionario” de Venezuela en estos15 años. Parecen fotocopias. El único detalle es que “la injerencia” es porque los organismos de DD HH serían, según los jerarcas rojos, “agentes del imperio” que es lo mismo que “del comunismo internacional”, solo que con nombre cambiado. Y, claro, la “soberanía nacional”, coartada típica de todos los dictadores, justificación manoseada por los abusadores del poder para seguir abusando…
La Constitución Nacional vigente, la de 1999, art. 23, establece que los “convenios internacionales en materia de DD HH son leyes de la república”. Es decir, otro caso más donde el gobierno viola la Constitución. ..
La dictadura de Fujimori en Perú hizo algo complementario y peor: Ordenó el retiro de su país del sistema Interamericano de Derechos Humanos para tratar de evitar que lo fiscalizaran en sus atropellos, violaciones de los DD HH y de las leyes de su propio país. Como es fácil suponer, Fujimori usó la coartada chimba de la “soberanía nacional” para que no le obstaculizaran sus desmanes. De nuevo, igual que en la comparación con Pinochet, el gobierno Maduro-cabellista hizo igual que Fujimori y se retiró de la Comisión Interamericana de DD HH. Por cierto, con una coartada muy cubano-fidelista: que esa Comisión es “agente del imperio”, argumento muy ridículo porque es la misma que ha denunciado a EE UU por lo de Guantánamo.
Comité contra las detenciones arbitrarias y la tortura de la ONU. De nuevo el tema en primer plano por los 43 asesinatos en las recientes protestas y el caso Leopoldo López. Seguirán las coartadas? El país espera seriedad de los Psuveco. El desacato a las normas del derecho internacional público puede poner a Venezuela a punto de ser declarado Estado forajido. Veremos…