RN. En Valencia no hay gasolina y en Coro no hay chivos.
Gracias a la percepción que tenemos en este país sobre la falta de repuestos de vehículos he tenido tres semanas haciendo uso de taxis para desplazarme a mi trabajo. Imposible conseguir, en el mercado local, unas rolineras de ruedas delanteras. Al final las he conseguido en Ecuador, donde Correa habla de revolución pero gobierna como capitalista. Aparte de lo caro que se ha puesto este transporte y la obsolescencia de algunos de esos vehículos, me ha servido para entrar en contacto con una actividad laboral que en algunos momentos los encuestadores la han tomado como indicador del acontecer político, en cuanto a opinión y tendencias electorales.
Interesante ha sido conocer la variedad de profesiones de estos trabajadores. Contador público, ingenieros, estudiante de computación, TSU en informática, enfermero, ex-seminarista, pastor evangélico, ex-supervisor petrolero, estudiante de sociología. Y nacionalidades como criollos, colombianos, portugueses, españoles e italianos. En realidad un mundo bien interesante para tener una tertulia mientras dura la carrera, que con la anarquía del tráfico dura bastante. Son la fotografía del acontecer nacional. Muchos tienen hijos estudiando en instituciones privadas, no importa el esfuerzo y sacrificio económico “pero es que los públicos no sirven para nada”. Otros ya tienen sus hijos fuera del país “es que prefiero tenerlos lejos pero saber que están seguros”. Se entera uno de los últimos crímenes con lujo de detalles. Saben quién mató a Danilo, a Otaiza y a Serra. Varios han sido atracados y uno de ellos secuestrado exprés. Y el aire acondicionado: “Mire es que no consigo el cloche del compresor”. Te dan razón de donde están los productos escasos. De las inmensas colas. De los saqueos que no salen en las noticias. A qué precio venden los buhoneros. Una pasada de desodorante de bolita, por solo veinte bolívares; dos cucharadas de leche en polvo por igual precio. Al que no le creí eso de que venden hojillas de afeitar usadas me dijo “y no se extrañe cuando le digan que están vendiendo modes usados”. Exagerado el tipo. Cauchos no hay, baterías no hay, y si se consiguen cuestan una y parte de la otra, igual con el aceite y filtro. “Yo después de las seis no trabajo”. “No recojo pasajeros en la vía”.
En el plano de la política doméstica no hace falta jurungarles la lengua para oír los más diversos comentarios. “Usted no sabe que fulano, si ese que es ministro, es dueño de tal negocios y fulanito es su testaferro, un compadre mío trabaja a con ellos”. Un conductor de la línea El Tolón, que le hace carreras a gente de Pdvsa, me explicó, con lujo de detalles, cómo es el negocio de la repatriación de dólares de una cuenta pedevesa panameña. “Mire yo voté por Chávez, pero me arrepiento, me engañó”. “A Nicolás no solo lo manda la mujer, que es normal, lo manda Diosdado y Fidel”. “Estos militares no se alzan porque les tienen un bozal de arepas”. “Los militares en cualquier momento le dan una patada a Nicolás”. Un italiano nostálgico “Cuando mi general Pérez Jiménez no había este desbarajuste”. Un pragmático “los adecos y copeyanos robaban pero dejaban trabajar”. El estudiante de sociología “Mire anótelo, cuando los cerros bajen nuevamente el 27F se va a quedar pálido”. No soy Luis Vicente León, pero en mi particular encuesta taxiera, no conseguí ni un chavista. Esto se lo comenté a uno de ellos y me dijo “es que el CNE hace trampa pero los de la MUD son unos rolos de bolsas”.