Una mirada sensorial hacia el autismo

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Desde una mirada emotiva y sensorial, el creador cinematográfico Eduardo Viloria Daboín le regala a la pantalla venezolana su primer documental sobre el autismo con Hay alguien allí, la producción que se estrenó este viernes en las salas de cine y que estará por dos semanas, a menos que la afluencia de espectadores permita alargar su permanencia en cartelera.

El trabajo que recibió una mención honorífica en el Festival Contra el Silencio Todas las Voces (México) y que ganó la categoría Mejor documental en los festivales de cine de Margarita y Maracaibo, significa una herramienta social para el séptimo arte.

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El cineasta Eduardo Viloria Daboín estuvo en Barquisimeto para promocionar su proyecto, y de antemano contó que los aspectos fríos como las explicaciones informativas o científicas, quedaron de lado en esta película cuyo proceso creativo inició en el año 2007.

“Nos concentramos en la vida cotidinada de la familia; una pareja con una niña de nueve años, que sufre de autismo. Mostramos su vida, estamos cerca de su dinámica en la casa, escuela, terapias y traslados”, contó el director de Hay alguien allí, quien destacó que además de ponerse en contacto con dificultades, interrogantes y angustias, muestra otros aspectos emotivos como las formas distintas de comunicación y las habilidades que tiene Elena, quien no sólo es la protagonista de su documental, sino también su hija. Gracias a su experiencia de vida, ha podido acercar al espectador a diversos aspectos del autismo. No sólo permitió que los cinéfilos puedan asomarse a un espacio importante de su historia familiar, sino que logró reunir otros testimonios que permiten diversas visiones.

El aporte de Lilia Negrón

La principal especialista en autismo en Venezuela falleció en el año 2010, pero permitió que Eduardo Viloria Daboín accediera a un material importante.

En los años 70, la doctora Lilia Negrón logró grabar a un grupo de niños con autismo. Hoy son adultos que el cineasta logró ubicar gracias a sus historias clínicas, y aunque no todos fueron ubicados y algunos no accedieron a participar, lograron mostrar la vida de tres de ellos.

“En la película entrevistamos a los padres y madres de estos muchachos. Intercambiamos un diálogo y nos explicaron su desconexión del entorno social (…) en toda producción es importante manejar la intriga, y al final es impactante cuando ellos aparecen”, contó el director, quien al inicio del proyecto se formuló diferentes preguntas, entre ellas la más grave: qué pasa con los autistas después que mueren las personas que están a cargo de su cuidado.

Eduardo Viloria Daboín, un hombre cercano al autismo por la experiencia de su pequeña hija, admitió que su visión ha cambiado gracias a los años que duró haciendo Hay alguien allí.

Reconociendo que desde el punto de vista comunicacional no hay nada sobre el autismo y además de ello una ausencia de sensibilización, admitió que la gente discrimina y llega a ser irrespetuosa.

“La pregunta por el futuro en la película es una pregunta real, nos angustia qué va a ser de Elena cuando sea grande, pero la película nos abrió los ojos por completo, en relación a hacer todo lo posible para que ella viva cada vez mejor”, dijo.

 

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