La modelística viene a ser como el esfuerzo por elaborar una representación de la realidad mediante la cual se procura comprenderla, en primer lugar, para luego transformarla, en segundo lugar. Modelos los hay de todos tipos y para todos los gustos. A la hora de construirlos cada quien formula el suyo. Explícitos e implícitos. No hay ámbito de la ciencia que escape a tal tentación. El proceso mismo, con todo el rigor metodológico, adquirió estatuto científico.
De la sostenibilidad, puede señalarse algo similar. Progresivamente se convirtió en una de esas ideas-fuerza sobre las cuales se debate en todos los terrenos el objetivo de la supervivencia. Alcanzó resonancia mundial en la medida en la cual surgió la preocupación por la suerte del planeta. “Los Límites del Crecimiento”, primero”; y “Nuestro Futuro Común”, años después, sentaron las bases para ampliar la perspectivas de análisis acerca del desarrollo, rescatando a la Ecología del secuestro al cual estuvo sometida por los apologistas del desarrollismo y del crecimiento industrial.
De modelos insostenibles se habló con mucha insistencia, a inicios de este mes, como ya es tradicional, en ocasión de la Cumbre de los Pueblos, la cual congregó en Margarita a representantes de movimientos y organizaciones sociales de 45 países. Reunión preparatoria para la Conferencia sobre Cambio Climático (COP-20), a realizarse en Lima, el próximo mes. La declaración final incluyó advertencias relacionadas con el cambio del sistema de consumo y de producción mundial en lugar del clima en el planeta, habida cuenta que de proseguir al ritmo actual, “pronto se traspasará el punto de no retorno, en materia de inequidad, injusticia y pobreza”. Además, no faltó la condena, como es lógico suponer, a los sistemas políticos y económicos que impulsan tales modelos.
Hoy, las tesis de la sostenibilidad, se edifican sobre los fundamentos teóricos que implican una práctica que no solamente toma en cuenta la denominada tríada de lo económico, lo social y lo ambiental, sino que desde una perspectiva más amplia como la del Desarrollo Humano Sustentable y Local, incluye otras variables como lo institucional, lo político, lo administrativo y lo cultural, a nuestro modo de ver.
En el campo de las organizaciones (empresas, Estado y sociedad civil), la sostenibilidad es clave en una gestión estratégica para enfrentar los entornos cambiantes. Sin crecimiento económico, por ejemplo, no hay manera de atender al equilibrio adecuado, complementariedad necesaria o interrelación indispensable con las demás variables. Ante la coyuntura de la baja del precio de los hidrocarburos, con toda la incertidumbre que genera, vale preguntarse: ¿Se cumplen cien años de cultura rentística y burocracia administrativa desde que se inició la explotación petrolera en el país, acaso no son aspectos claves para entender eso de modelos insostenibles?
