El 21 de noviembre de 1957, estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) decidieron alzarse y levantaron una huelga contra el dictador Marcos Pérez Jiménez, acción que meses después (el 23 de enero de 1958) generaría el derrocamiento del líder militar.
Al año siguiente, se consagró la gesta de los jóvenes, luego de que la Junta de Gobierno de la República de Venezuela decretara en Gaceta Oficial 25.818 la conmemoración del Día del Estudiante Universitario, en honor de aquellos que lucharon por un país libre, democrático y participativo.
Iraiby Rodríguez, dirigente estudiantil de la Escuela de Medicina de la UCLA, resaltó en comunicado, que «los universitarios venezolanos vivimos en una constante lucha, la historia no sólo nos habla del pasado, vive en el presente y motiva la búsqueda de un mejor futuro».
Recordó que a los venezolanos, «nos reprimen no sólo con armas, sino con presupuestos universitarios insuficientes y mediocres, que pretenden adoctrinar nuestra conciencia, manipulando nuestros sueños, metas y aspiraciones, nos persiguen, encarcelan y torturan para callar nuestras voces y sumergir al resto de los estudiantes y al pueblo en el más profundo silencio y en la más absoluta sumisión».
Sin embargo, le recuerda al régimen que «el Frente Universitario no se rinde ni mucho menos vende su conciencia, que somos muchos los que permanecemos comprometidos con la libertad del pueblo, con la justicia social y la construcción de la Venezuela próspera y reconciliada».
Juan Requesens, presidente del centro de estudiantes de la UCV, en conversación con EL IMPULSO, manifestó que el Movimiento Estudiantil venezolano rememora la fecha con honor y respeto.
“Esta es una fecha significativa, que nos recuerda ese sentido contestatario y combativo del Movimiento Estudiantil (…) Actualmente, repartimos nuestro tiempo entre las aulas de clase y las calles.
Aclaró que el Movimiento Estudiantil no está adormecido, está en un proceso de lucha dentro de las universidades por la crisis presupuestaria y el detrimento de la calidad académica.
Por otra parte, declaró que la crisis presupuestaria afecta la calidad y dignidad de vida de los universitarios durante su desarrollo académico. Las reivindicaciones del Estado han sido insuficientes para subsanar sus mínimas necesidades y repercuten directamente en las providencias estudiantiles.