Es muy poco lo que falta para que finalice este año. No ha sido un año nada simpático, pienso que para ninguno de los habitantes, cada quien ha sido tocado por alguna dificultad nada cónsona con lo que todos deseamos. No sé de quién será la culpa ni deseo andar buscando culpables, pero de lo que sí estoy seguro es que no es de la gente de paz, de trabajadores que generan empleos, pagan impuestos y aguantan el temporal por muy fuerte que sea. Da la impresión de que mientras más largo y celebrero es el camino, le ponen más voluntad para llegar a un final feliz. Eso es una muestra muy leal con un alto grado de fe y optimismo, como debe actuar todo el que desea el bienestar para nuestro país.
Este año que está por terminar da la impresión de que todo estuvo lleno de imprecisiones, creo que fueron muy pocos los que dieron pies con bola por no decir ninguno; la inseguridad y el malestar que no toma ni fracciones de segundo de vacaciones nos ha demostrado lamentable sucesos que dan mucho que pensar como han demostrado destruirse entre sí mismos. Esto no es lo deseable que puede esperar quien no está dentro del combo.
Es muy preocupante y antipatriótico ver cada día a nuestro país en todos los ámbitos en decadencia tales como: la inflación inmanejable e inalcanzable, por más esfuerzo que se haga existe un gran retroceso en la economía, da tristeza ver cómo los países vecinos van en franca ascendencia aun a sabiendas que no tienen las condiciones de nuestro país, aquí en vez de haberlas aprovechado fueron tiradas por la borda, lamentablemente así vamos en franca decadencia.
Da admiración, no envidia, cómo los países vecinos y hermanos exhiben con orgullo sus logros económicos, sus solvencias con un superávit para soportar cualquier mala temporada por fuerte que sea, ¿por qué?, y por el bien de todos no buscamos alianzas con los exitosos y dejan de apostar a la miseria y ruinas. Qué puede obtener un país como beneficio de otro donde lo que abunda es la miseria y la destrucción de los que piensan distinto, a los que generamos trabajo, pagamos impuestos construimos y no destruimos.
Séneca nos dejó un mensaje que no debemos olvidar: «La ira y el rencor destruye al recipiente que lo almacena”. Ese no debería ser nuestro caso, rescatemos nuestra idiosincrasia, recordemos que para unir voluntades se necesita talento y aquí lo hay, solo hay que ponerlo en práctica, buscar el respeto, la convivencia y la armonía, dejar de vernos todos como enemigos, quienes nos preocupamos sólo de trabajar lo único que pedimos es que se nos respete y nos quiten las trabas de cómo desarrollar nuestra creatividad y aspiraciones de surgir y aportar. No es la intención buscar culpables ni mucho menos enemigos aunque sepamos o sospechemos quiénes son los que ponen los obstáculos. Deseémosles el bien y una pronta rectificación, de buen beneficio para todos aunque Napoleón dejó un mensaje que no pasará desapercibido: «Jamás interrumpas al enemigo cuando se está equivocando”. O copiemos a Martín Luther King: “La única fuerza para convertir el enemigo en amigo es la fuerza del amor”.
Unidos todos por el éxito y la producción nacional (Fedenaga).
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