Desde muy temprano, vecinos del municipio Palavecino comenzaron a hacer colas en las afueras de las estaciones de servicio para esperar que llegara el combustible.
La situación persistía desde el día anterior y ya algunas estaciones de servicio estaban cerradas el lunes.
En la bomba de La Piedad Norte, la cola de automotores daba la vuelta a la manzana, en donde se contabilizaron más de 150 carros.
Con el transcurrir de las horas, las largas filas se extendieron cada vez más porque muchas de las estaciones cerraron sus accesos debido a que se agotó el combustible que les quedaba.
En otras, sólo quedaba combustible de bajo octanaje y se esperaba que a lo largo del día, llegaran las gandolas cisternas.
Encargados de algunas estaciones de servicio, subrayaron que desde el sábado, al final de la noche, se acabó la gasolina de 95 octanos, sólo quedaba de 91, pero entre el domingo en la noche y el amanecer del lunes, también desapareció.
Paradas abarrotadas
Este martes, las paradas de transporte público amanecieron abarrotadas de usuarios, toda vez era escaso el transporte público.
En las colas se pudo apreciar a muchas busetas y rapiditos, que hacían cola desde las cuatro de la madrugada.
Un transportista declaró que llegó a las seis de la mañana a la bomba de la Intercomunal y consiguió cargar combustible a las nueve.
“Prácticamente perdí la mañana, pues luego de las nueve, ya son pocos los pasajeros”, arguyó Esteban Roa, agregando que Venezuela atraviesa por otro paro petrolero pero generado por la crisis económica y de operatividad.
Nicolás Barrios, conductor de rapidito, declaró que no pudo trabajar en la mañana porque su tanque estaba en la reserva por lo cual tuvo que esperar hasta mediodía que llegó una gandola a surtir en una bomba del centro de Cabudare.
“Increíble que esto pase en un país petrolero y en un estado con una planta de distribución de combustible”, reflexionó el trabajador del volante.
Un empleado de una estación, a las afueras de Cabudare, esgrimió que esperaban la llegada de una gandola, acotando que desconocía si realmente llegaría en la mañana o en la noche.
Reveló que el cupo para esa estación de gasolina era de tres gandolas semanales y era casi imposible que Pdvsa enviara una cuarta.