Habitantes de los sectores 2 y 3 de La Carucieña, muy temprano, salieron este lunes a las vías públicas a protestar por el alto grado de contaminación ambiental que están sufriendo a causa del colapso de las redes cloacales que han provocado charcas y ríos de aguas negras.
“Esto no se puede aguantar más, los niños se nos están enfermando, y los adultos también, por esos malos olores que cada día son más insoportables”, dijo Lesbia Domínguez mientras mostraba una de las calles prácticamente inundada de aguas putrefactas.
La situación era igual en calles y veredas de los sectores 2 y 3, e incluso dentro de algunas casas que sus dueños han debido abandonar ante el desborde de las aguas servidas.
Denis Maldonado, otro vecino, también expresó su preocupación por lo que está ocurriendo.
“El problema es que llamamos o vamos a Hidrolara y no hacen nada, claro, como ninguno de ellos vive aquí y no tienen que soportar los malos olores como nosotros no resuelven el problema”, afirmó.
Según explicó, también una contratista de Hidrolara inició trabajos de reposición de tuberías en las inmediaciones del ambulatorio pero no los terminó, dejando las calles intransitables.
Además, cree que la obra no está bien hecha pues colocaron tubos de gran capacidad sólo hasta determinado sitio y por eso las aguas servidas no corren libremente sino que brotan en cualquier parte, en las calles y en las casas al punto de que los sanitarios no se pueden utilizar.
Lesbia Domínguez insistió en la gravedad del problema, al cual se agrega el mal estado de las calles abiertas por la contratista de Hidrolara, las cuales dejó intransitables, sobre todo cuando llueve.
Igualmente está la situación de la basura que, de acuerdo a la denuncia de Juana Pichardo, no es recogida con regularidad por los recolectores de Imaubar y se amontona en muchos sitios de la urbanización, convirtiéndose en otro focos de contaminación ambiental.
Con el fin de llamar la atención de las autoridades sobre toda esa realidad, vecinos de los sectores más afectados colocaron obstáculos en las avenidas principales, así como en calles, impidiendo el tránsito durante toda la mañana.
Los conductores u ocupantes de vehículos que debían detenerse en los cierre se solidarizaban con ellos al sentir los olores nauseabundos que emanaban de alcantarillas y charcas negras.