La precocidad representa uno de los valores más elevados en la Fórmula 1. La antelación de cualquier mérito o beneficio se cotiza muy al alza. El holandés Max Verstappen va a pulverizar todos los récords habidos y seguramente por haber en mucho tiempo. Tripulará uno de los monoplazas de Toro Rosso durante 2015 con un permiso especial de su padre, Jos, antiguo piloto de carreras.
Max tiene 17 años y cumplirá 18 el próximo 30 de septiembre. No tiene edad para conducir por la calle en Europa. Los futuros pasajeros de la F1 son cada vez más jóvenes. Aunque la bisoñez no les garantiza nada. Además de talento y frescura, deben manejar dinero contante y sonante. Pocos se suben a un fórmula 1 sin una multinacional potente que lo financie.
La nómina de aspirantes a la F1 empieza en España por Carlos Sainz junior (20 años). El hijo del piloto de rallys es el que más posibilidades tiene de reemplazar a Jean Eric Vergne y acompañar a Verstappen en Toro Rosso la próxima temporada. Criado en la escuela del karting, deslumbró en 2009 a Hemult Marko, el ideólogo en la sombra de Red Bull. Lo reclutó para su programa de jóvenes pilotos y lo envió a las fórmulas de promoción (BMW, Renault 2.0, Euroseries y finalmente las World Series by Renault). Sainz ha ganado este último campeonato y sueña con el premio de la F1.
Roberto Merhi (23 años) también aspira. El castellonense ha seguido un camino parecido al de Sainz y ya ha participado en tres sesiones de entrenamientos libres. Algo parecido sucede con Dani Juncadella (23), el sobrino de Luis Pérez Sala, que trata de meter la cabeza en Force India o cualquier otro equipo de la F1 que le abra una puerta.
Por la F1 pululan muchos nombres en visión futurista. El belga Stoffel Vandoorne (22) es miembro del programa de jóvenes pilotos de McLaren. El año pasado acabó segundo en el certamen de Fórmula Renault, por detrás de Kevin Magnussen, el danés titular este año en McLaren y que confía en seguir en el futuro al lado de Fernando Alonso. En la lista de futuribles hay un norteamericano. Se llama Alexander Rossi, tiene 23 años, y busca llenar el hueco que ha dejado Estados Unidos en un deporte en el que apenas tiene presencia. Desde que Scott Speed compitió en Toro Rosso en 2006 y 2007, no ha habido un piloto de este país. La trayectoria de Rossi se ha desarrollado sobre todo por Estados Unidos y Asia.
Aspirantes frustrados
El holandés Robin Frijns (23) presenta un currículo abrumador. Acapara los títulos de la Fórmula BMW (2010), Fórmula Renault 2.0 (2011) y Fórmula Renault 3.5 (2012). Eso no le ha valido como trampolín para la F1. Ha alcanzado una meta provisional en sus aspiraciones: reserva en Caterham. El británico Jolyon Palmer (23) ganó el campeonato de la GP2 y ha vivido la maldición de este título. No consigue ingresar en la F1. Sergey Sirotkin (19) viene de Rusia cargado de millones, un aval que le puede ser más útil que su palmarés escaso: quinto en la Fórmula Renault este año y una victoria, en una categoría menor, la Fórmula Abarth de 2011
