Una semana después de que le dieran por muerto tras los bombardeos de Estados Unidos cerca de Mosul, Abu Bakr al Bagdadi reapareció en los foros yihadistas para mostrar su satisfacción por la expansión de su «califato».
En una grabación de audio, el líder del Estado Islámico(EI) pidió a los musulmanes «volcanes de yihad que entren en erupción en todo el mundo» para que el mensaje siga extendiéndose. Al Bagdadi proclamó que su dominio se ampliará a Arabia Saudí, Yemen, Egipto, Libia y Argelia, países donde distintos grupos le han jurado lealtad.
La grabación de voz dura diecisiete minutos, el tiempo necesario para acallar los rumores sobre su estado de salud y arremeter contra los planes de Barack Obama de duplicar el número de soldados en Irak, un detalle que confirma que la grabación es posterior al día de los ataques contra la cúpula del Estado Islámico (EI) que abrieron las puertas a las especulaciones.
A lo largo de los últimos siete días el portavoz de Comando Central estadounidense, Curtis Kellogg, reconoció carecer de información sobre si el líder yihadista se encontraba entre las víctimas de los ataques del viernes pasado en las proximidades del punto fronterizo iraquí de Al Qaim, pero en las redes sociales se difundieron informaciones que apuntaban a que habría sido alcanzado junto a sus hombres de confianza y canales como Al Arabiya anunciaron que estaba «herido de gravedad».
Entre los lugartenientes caídos se apuntaba al líder del EI en la provincia iraquí de Anbar. En su última grabación de voz el autoproclamado califa no hace alusión a este bombardeo y dedica sus palabras más duras a Arabia Saudí, «la cabeza de la serpiente y el refugio del mal», en palabras de un Bagdadi que desde el verano desafía el monopolio de la yihad internacional a Al Qaida.
«Con el permiso de Alá», el califa piensa que «el avance de los muyahidines (guerreros santos) continuará hasta que lleguen a Roma. Pronto los judíos y los cruzados serán derrotados», anunció el máximo responsable del EI en esta arenga dirigida a los seguidores de la bandera negra de grupo yihadista.
En Afganistán, Pakistán y Yemen, países en los que Estados Unidos ataca a las facciones locales de los talibanes y Al Qaida con aviones no tripulados ha sido habitual en los últimos años la difusión de informaciones sobre las supuestas muertes de cabecillas tras ataques selectivos. En varias ocasiones, como ha ocurrido en el caso de Bagdadi, los objetivos de los drones reaparecían a la semana en los foros yihadistas.
Más bombardeos
Los ataques aéreos de la alianza siguen sin ser suficientes para acabar con la resistencia del EI. El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, anunció que los bombardeos se van a intensificar. Los planes de Washington pasan por la preparación del Ejército de Irak para que pueda avanzar sobre el terreno, algo que hasta ahora no logran las milicias kurdas y chiíes que se limitan a defender sus posiciones, pero son incapaces de recuperar los feudos del EI. Hagel subrayó que el EI «representa una amenaza seria para Estados Unidos, nuestros aliados y para Oriente Medio… y sigue siendo fuerte al norte de Irak y este de Siria».
Con el refuerzo propuesto por Barack Obama, Estados Unidos contará a partir de ahora con 3.000 hombres en Irak cuya principal misión es la preparación del Ejército, una institución que quedó en ridículo este verano después de la pérdida de Mosul y Tikrit a manos del EI en menos de 24 horas. El despliegue de tropas estadounidenses es una línea roja para Barack Obama, pero desde el inicio de las operaciones de la alianza expertos como el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey, alertaron de la incapacidad de las fuerzas regulares iraquíes y abrieron la puerta al envío de apoyo militar al campo de batalla. Además de Dempsey, otros altos mandos también han abordado este tema y algunos consideran que Irak necesitaría un Ejército de al menos 80.000 hombres para recuperar el terreno perdido a manos del EI, según el testimonio de un general citado por Reuters.